Nos separan unos días para
celebrar y vivir la Semana Santa. Las lecturas litúrgicas de este día nos
acercan al Señor a punto de ser elevado en la Cruz. Es el momento
de hacer realidad la redención de todos los hombres, por Cristo desde la Cruz,
si nos dejamos invadir por esta fuerza de salvación que se desprende del Jesús
clavado en la Cruz.
En el libro de los Números (21,
4-9): “…el pueblo se cansó de andar por el desierto y habló contra
Dios y contra Moisés… El Señor envió contra el pueblo
serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos en Israel. Entonces
el pueblo acudió a Moisés para suplicar el perdón. Moisés rezó al Señor
por el pueblo y el Señor le respondió: “Haz una serpiente abrasadora y colócala
en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla…Cuando
una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce colocada
en un estandarte y salvaba la vida”.
Este texto está anunciando, en el
Antiguo Testamento, la fuerza salvadora de Cristo cuando sea clavado en la
Cruz.
Y en el evangelio de hoy, Jesús
hace frente a una dura discusión con los fariseos, porque “ellos no
comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: “Cuando
levantéis en alto al Hijo del Hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago
nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado…
Jesús sigue obediente al plan de
salvación propuesto por el Padre. Su alimento es hacer siempre la voluntad del
Padre.
Vamos a dedicar unos minutos, sin
prisas, a contemplar a Cristo clavado en la Cruz. ¿Por qué tenemos miedo a
mirar a Cristo clavado en la Cruz?
Quizás al principio nos resulte
una figura destrozada, que ha perdido todo aspecto de hombre… Vamos a dedicar
tiempo en estos días a centrar nuestra mirada en la Cruz. Cristo nos salva
desde la Cruz por amor. Nos invita a cercarnos y contemplar: “La
cabeza, inclinada para besarme, los brazos abiertos para abrazarme, el costado
traspasado para penetrar en su corazón misericordioso, los pies clavados para
esperarme…”
María está siempre junto a la Cruz de Jesús, y está a nuestro lado.