El nuevo testamento nos relata el llanto de Jesús por tres veces. Ante
las lágrimas de sus amigos por la muerte de Lázaro, ante la ciudad de Jerusalén
que no reconoce su venida y en oración ante su muerte redentora en
Getsemaní.
“Jesús lloró” es el versículo más breve de la biblia y que nos trasmite
toda la hondura de la Encarnación. Dios asume todo lo humano para hacer de todo
camino de vida eterna.
Jesús llora porque no reconocemos el momento de su venida. Como en
Jerusalén, estamos llamados a reconocer las venidas del Señor a nuestras vidas
y corresponder con nuestra fe, esperanza y caridad.
Madre de la esperanza, mantén el ritmo de nuestra espera.