“Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya
bastará para sanarme” (Mt 8,8)
Al comienzo de este adviento, repito con gran fe estas palabras, al
igual que hizo el criado del evangelio. Pero he de reconocer que no siempre
tengo esta fe que confía plenamente en ti, no siempre me acabo de fiar de tus
promesas, de tu plan de salvación para mi vida.
Aumenta mi fe, prepara mi corazón para recibirte con la confianza que
mereces. En esta primera semana de adviento, hazme sencillo y confiado, al
estilo de María. Ella recibió el anuncio del ángel y preparó su corazón y sus
entrañas para recibir al salvador. Ella confió. Y nos enseña a cada uno a decir
con ella “Fíat”, que se haga tu voluntad Señor, hoy y siempre. Preparemos el
corazón para su venida, Él viene a salvarnos.
“Dile a quien sufre en su soledad,
no debes temer, pues el Señor tu Dios poderoso,
cuando invoques su nombre, Él te salvará.
Él vendrá y te salvará, dile al cansado que
Él pronto volverá, Él vendrá y te salvará.
Él vendrá y te salvará, alza tus ojos hoy,
Él te levantará, él vendrá y te salvará.
Dile a quien tiene herido el corazón,
no pierdas la fe, pues el Señor, tu Dios, con su gran amor,
cuando invoques su nombre, Él te salvará”.