Todavía resuena en nuestras mentes la advertencia de san Pablo en el
miércoles de ceniza: "en el día favorable te escuché, en el día de la
salvación te ayudé" y “ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la
salvación”. Esa es la experiencia de los ninivitas en el pasaje del Antiguo
Testamento de hoy. Y esa es la acusación que Jesús hace a los judíos de su
tiempo. Estar ante el día de la gracia y echarla en saco roto.
Nosotros podemos decir que hoy tenemos ante nosotros el día de la gracia porque nosotros también tenemos un signo mayor que Jonás y que Salomón. Nosotros tenemos la Eucaristía. Nosotros tenemos al Esposo con nosotros. Podemos buscarle mientras se deja encontrar. Basta bajar a la parroquia más cercana. Ahí está Él. Esperándonos. ¿Qué otro signo más necesitamos? Solo nos pide nuestro corazón humilde que se postre ante Él. Solo eso es necesario. Solo eso es suficiente. Él solo quiere una cosa: a nosotros. Que nuestra oración hoy sea presentarnos ante Él para su gozo y gloria.