13 febrero 2023, lunes de la 6ª semana de Tiempo Ordinario. Puntos de oración

La Iglesia, al poner hoy ante nuestros ojos en su liturgia la lectura de Caín y Abel, lo hace pensando en que todos y cada uno revisemos nuestra interioridad y nos examinemos en el “amor al otro” que es nuestro hermano. De Abel podemos aprender que lo mejor de nuestra vida ha de ser para Dios: lo mejor de nuestro tiempo, de nuestros bienes, de toda nuestra vida, incluyendo los años mejores. Esto agranda el corazón y lo ennoblece; de la mezquindad y racanería acaba saliendo un alma envidiosa, como la de Caín, quien no soportaba la generosidad de Abel.

En el Evangelio, cuando los fariseos reclaman un signo del cielo, exigen que Dios dé directamente una prueba del mesianismo de Jesús. Pero Dios no da otro signo de salvación que la vida entregada de su Hijo, el Predilecto, que llega hasta las últimas consecuencias del amor en la Cruz. No se da otro signo que la obediencia del Hijo, es decir, una vida vivida bajo la inspiración del Espíritu.

Cristo vivo, resucitado y glorioso, vencedor del pecado y de la muerte, es nuestra esperanza. Le pedimos a nuestra Madre, María, que nos aumente la fe, la esperanza y el amor.

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