La serpiente (el diablo) es muy astuta, más que el mundo y la
carne.
Empiezan fuerte las lecturas de la misa de hoy. El diablo está empeñado
en que nos despeñemos y utiliza para ello cualquier cosa: deleites del mundo,
soberbia de la sabiduría, deseos de posesiones… O sea, utiliza el mundo y la
carne, además de sus propias mentiras, para atacarnos. ¿Por dónde me ataca a
mí? ¿Me dejo engañar con facilidad?
Suele ocurrir que nos dejamos engañar cuando somos sordos y mudos como
el personaje al que alguien presenta a Jesús. Cuando no oímos a Jesús (no
rezamos) y cuando no hablamos de Jesús (no hacemos apostolado) somos fácilmente
engañados.
Tenemos que dejarnos presentar a Jesús. Hay guías a nuestro lado que nos enseñan a Jesús y nos presentan ante él. Dejémonos aconsejar y enseñar, esa es la mejor forma de dejar de ser mudos y sordos. ¡Cúranos, Señor!