Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (1, 20-2 4a)
Dijo Dios:
«Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la
tierra frente al firmamento del cielo».
Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y
que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según
sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Luego los bendijo Dios, diciendo:
«Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves
se multipliquen en la tierra».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.
Dijo Dios:
«Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados,
reptiles y fieras según sus especies».
Y así fue.
E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus
especies y los reptiles según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios:
«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces
del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra».
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y
mujer los creó.
Dios los bendijo; y les dijo Dios:
«Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los
peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la
tierra».
Y dijo Dios:
«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la
superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os
servirán de alimento. Y la hierva verde servirá de alimento a todas las fieras
de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a
todo ser que respira».
Y así fue.
Vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo.
Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el
día séptimo de toda la obra que había hecho.
Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de
toda la obra que Dios había hecho cuando creó.
Esta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados.
Palabra del Señor
Salmo responsorial
Sal 8, 4-5. 6-7. 8-9
R. ¡Señor, Dios nuestro, qué admirable
es tu nombre en toda la tierra!
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado.
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar por él? R.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies. R.
Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar
que trazan sendas por el mar. R.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según san Marcos (7, 1-13)
En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos
escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos
impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás
judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a
la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse
antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y
ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores
y comen el pan con manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de
mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son
preceptos humanos."
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de
los hombres».
Y añadió:
«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés
dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su
padre o a su madre es reo de muerte". Pero vosotros decís: “Si uno le dice
a su padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es
decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su
madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y
hacéis otras muchas cosas semejantes».
Palabra del Señor.