8 febrero 2023, miércoles de la 5ª semana de Tiempo Ordinario. Puntos de oración

“Bendice, alma mía, al Señor, Dios mío, ¡qué grande eres!”. Empezamos la oración de hoy alabando y bendiciendo al Señor con las palabras del salmo: ¡Bendice, alma mía al Señor! … Y de la alabanza pasamos a la gratitud. Dios es nuestro padre que nos ha regalado todo tipo de bienes, materiales y espirituales. Desde toda la eternidad nos soñó y amó. Y para que fuésemos felices preparó a la humanidad un jardín maravilloso, lleno de plantas y con abundante agua. Nos dio también una tarea: trabajar y cuidar del jardín. Y un mandamiento: no comer del árbol del conocimiento del bien y el mal.

Y ante tanto bien recibido, ¿cómo respondió el hombre? Pronto se cansó de cuidar y trabajar la creación y desobedeció. El cansancio es de todos. Pronto nos aburrimos de hacer las cosas que tenemos que hacer. Al principio pueden ser pequeñas perezas, dejar para después lo que no me apetece ahora. Si no nos vencemos en lo pequeño, poco a poco, podemos ir dejando nuestros compromisos y responsabilidades. Lo primero que solemos dejar es el cuidado de nosotros mismos: reduciendo la oración, dejando el examen de conciencia, la misa, la confesión frecuente, el rosario, la lectura espiritual.

Creo que el Evangelio va en la misma línea. Nada de lo que entra desde fuera en el hombre lo hace impuro, sino lo que sale de dentro. Del corazón del hombre sale todo lo bueno y lo malo. Hoy Jesús se fija en lo malo, en las malas hierbas que hay qua arrancar para que no se coman los cultivos, de los que comemos. Malos pensamientos (odios, envidias…), impureza, robos, engaños, frivolidad, orgullo… 

Antes de terminar, podemos preguntarnos: ¿Cómo respondo a la gracia de Dios en mí? ¿Qué hago para cuidar mi corazón? ¿Cómo suelen ser mis pensamientos, deseos, sentimientos, acciones…?

Madre: ayúdame a cuidar mi corazón, a renovarlo para que haya siempre rectitud de intención y para que te ame con todas mis fuerzas. 

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