Las vivencias de un miércoles de ceniza en la iglesia son únicas. Por
eso te invito a vivir este día con toda la plenitud posible. La cuaresma llama
a nuestra puerta y nos trae un montón de nuevas vivencias. En realidad, quien
llama a la puerta es Cristo, y te trae un mensaje nuevo que debes escuchar en
la oración de hoy.
Es cierto que en la antigüedad se vivía de una forma especial la
cuaresma: las guerras se detenían, las imágenes de las iglesias se cubrían de
morado y la gente cambiaba las costumbres y se acercaba mucho más a los
misterios cuaresmales.
Pero hoy es necesario que nosotros vivamos todo esto dentro del corazón
y en la medida que podamos invitemos a otros a vivirlo. La cuaresma se puede
resumir en tres palabras que son a la vez tres actitudes: ORACIÓN, PENITENCIA Y
CARIDAD.
ORACIÓN consiste en redoblar nuestra unión con Jesucristo, tenerlo
presente continuamente y llevarlo a los demás. Cuida especialmente tus ratos de
oración personal, cuida tu rosario. Intenta estar unido al Señor de forma
continua, para ello utiliza algún detalle que te lo recuerde.
PENITENCIA consiste en sacrificarse por Dios, por los demás y por ti
mismo. Cada uno entiende estos sacrificios y lo que le cuesta. Si eres joven y
en una etapa de crecimiento, piensa que el mejor sacrificio que puedes ofrecer
es el estudio ofrecido y el cumplimiento continuo y amoroso de tus deberes. La
abstinencia de comer carne de los viernes, hoy no cuesta nada y se puede llevar
a cabo sin dificultad, pero el significado es más bien un estar pendiente del
Señor. Dios me importa y estoy disponible para Él.
CARIDAD es el amor hacia los demás, pero hay que vivirlo de manera
concreta. La limosna es una buena manera, pero hay que hacerlo como dice el
Evangelio: “que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”. Sin
ostentaciones, sin publicidad, pero que duela a tus necesidades. La palabra es
una de las formas de vivir la caridad estos días; por eso, cuida tus
comentarios sobre los demás.
La mejor manera de vivir la cuaresma es esconderse bajo el manto de la Virgen y dejarse llevar por Ella; piensa siempre, ¿qué hubiera hecho María en esta situación?