Hoy el texto del Evangelio es breve pero muy sugerente. Vamos a tratar de meternos en el contexto, de ponernos en la presencia de Jesús.
“Recordar la historia y meterme en la escena, como si presente me hallara, para ver, oír y reflectir para sacar algún provecho”. Estos son los medios que nos propone, san Ignacio de Loyola, para llegar al corazón de Cristo e identificarnos con sus sentimientos. Si el Señor, cada día se hace más presente en nuestra vida, comunicaremos esperanza y alegría al manifestar que nuestra vida siempre tiene sentido.
Encontramos sentido hasta en estos días de enero, anodinos, grises, donde la rutina diaria puede cegarnos como niebla densa hasta ocultarnos la luz.
Pero a la vez, este es el momento oportuno de recibir, de acoger la lluvia, la nieve, los vientos, el frío… en el corazón del invierno para que brote con fuerza la vida que ahora parece se esconde. Brotará estallando los tallos de la vegetación en primavera.
Que conozcamos a Jesús con mayor profundidad que sus familiares. “Vinieron para llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales”.
Nos dice el evangelio de ayer: “Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que Él quiso, y se fueron con Él”.
“Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer”.
Los parientes de Jesús conocen de lejos su intensa actividad, sus retiradas a la soledad, de algunas acciones en la sinagoga que lo ponen en peligro… En el fondo no quieren que continúe esa vida que ha comenzado. Por esta razón quieren poner fin a esta situación con el incómodo pariente.
Pero si nosotros nos encontramos con la mirada de Jesús en esta situación leeremos en ellos, que está decidido a superar todas las dificultades con tal de hacer la voluntad del Padre y cumplir la misión encomendada, aunque tenga que pasar por encima de ellos.
Pidamos al Señor por todas aquellas que le siguen y que no son comprendidos por sus familiares.
Que descubramos en nosotros los tropiezos que nos ponen algunas personas cercanas porque les molesta nuestro testimonio diario. El de seguir a Jesús por encima de todo. Estamos en primer estadio de los Mandamientos. “Amar a Dios sobre todas las cosas”.
María, que descubra las trampas que me tienden cada día, el mundo, el demonio y la carne y que dificultan mi seguimiento a Cristo y pedir ayuda para superar cada día las dificultades.