En este día de adviento, comenzamos nuestra oración albergando en nosotros dos actitudes y sentimientos:
- avivando el deseo de la venida del Señor con la súplica: ¡Ven, Señor Jesús!
- ofreciéndonos a preparar caminos como Juan Bautista para que el Señor venga a habitar en los corazones de los que nos rodean mediante la fe.
“En el desierto preparad el camino al Señor”. Cuando Benedicto XVI inició su pontificado, utilizó en su primera homilía como papa una expresión que ha repetido en la carta que convoca al Año de la fe: es necesario “rescatar a los hombres del desierto y conducirlos al lugar de la vida, hacia la amistad con el Hijo de Dios”. ¿Cuándo se transforma el desierto en un jardín? Cuando el hombre acoge la Palabra de Dios, la escucha y la pone en práctica. Así, es responsabilidad nuestra mostrar en nuestra vida los frutos de la fe, para que los que nos rodean redescubran que merece la pena creer. Desde la alegría en el rostro los lunes por la mañana en clase o en el trabajo, hasta la capacidad de sacrificio y entrega por los demás que nacen de una fe viva.
“Va en busca de la perdida”: la parábola del pastor que deja a las noventainueve en el redil y va en busca de la única oveja extraviada aventaja a la parábola del hijo pródigo en este punto: el padre espera a que el hijo vuelva; el pastor sale a buscar la oveja perdida. Hoy la situación esta invertida: Sólo hay una oveja en el redil y noventainueve extraviadas. Pidámosle a la Virgen que imitemos al buen pastor. No tenemos que ir muy lejos a buscar a los hermanos que han perdido la fe, pero sí que tenemos que ser creativos para presentarles la belleza de creer. Amarles con el Corazón de Cristo, pedir y ofrecer sacrificios por nuestra conversión y la de quienes nos rodean.
Pedimos también la intercesión de los santos que la Iglesia celebra en este día, mártires de diferentes épocas de la Iglesia, desde el siglo IV hasta 1936:
- San Dámaso I, un papa mártir, nacido hacia el año 305 en las provincias romanas de la península Ibérica. Fue elegido papa el año 366 y trabajó mucho para defender la fe y la unidad de la Iglesia. Se distinguió promoviendo el culto a los mártires, cuyos sepulcros decoró con sus propios versos. Murió en el año 384.
- En Nagasaki, de Japón, beatos Martín Lumbreras Peralta y Melchor Sánchez Pérez, presbíteros de la Orden de San Agustín y mártires, los cuales, apenas llegados a esta ciudad, fueron apresados, arrojados en una celda oscura y después quemados (1632).
- Beata María del Pilar Villalonga Villalba, virgen y mártir: Era laica, nacida en Valencia el 22 de enero de 1891, bautizada en la Iglesia de San Esteban, y asesinada el 11 de diciembre de 1936. Su vida se caracterizó por una intensa devoción y por la participación diaria en la Eucaristía. Se incorporó como miembro de la Acción Católica, y se dedicó a obras de carácter social y en defensa de los derechos de la Iglesia. Con el estallido de la persecución anticristiana, María Pilar no vaciló en ofrecer su vida por la causa de Dios e intensificar su apostolado. Transformó su casa en un centro de acogida de sacerdotes buscados. En la noche del 29 al 30 de agosto de 1936 fue descubierta y encarcelada. Cuando se enteró de que había sido sentenciada al fusilamiento se puso la mejor ropa que tenía en su poder para ir al encuentro del Señor.