1. SAN FRANCISCO JAVIER, PATRONO DE LAS MISIONES
El Siervo de Dios P. Tomás Morales lo presenta de modo bellísimo: “En la noche del Adviento un cometa luminoso surca el firmamento. Un astro de primera magnitud. El mayor apóstol, después de S. Pablo, que Jesús a punto de nacer, ha tenido en el mundo. Es Francisco, contemplativo en la acción. 1542-1552, decenio agotador. La mano de Dios le llevó desde Lisboa a Goa. Y desde allí, a todo el collar de fortalezas con que Almeidas y Alburquerques habían bordeado y dominado el mar Oriental. "Los portugueses -dice el Santo- no son aquí más que señores de la mar". Pero la grandeza de Javier no se sacia con ganar sólo almas. Busca y necesita imperios de almas... o el alma de todos los imperios. "Más, y más, y más", había sido el grito aquella noche de insomnio en Venecia que nos relata su compañero de habitación. No sabía quizá que los auténticos bautizados lo esculpen siempre en sus corazones.
2. EN PLENO ADVIENTO
a. Isaías profetiza la convocatoria a todos los pueblos por parte de Dios, donde el Señor cambiará los corazones de los hombres es esta tierra, invitándolos a vivir en su Luz
b. ¡Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor!
Sobran las palabras, alaba al Señor, canta este precioso salmo
c. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya BASTARÁ
Palabra trascendental del centurión que la Iglesia la proclama cada día en la liturgia antes de la Comunión.
3. CERCA DE LA FIESTA DE LA INMACULADA
Entramos de lleno en el sprint final de la Campaña de la Inmaculada. Y estamos a la escucha (como María), y nos alegramos (como María), y renovamos nuestra Fe en Dios (como la Inmaculada, Puerta de la Fe).