14 diciembre 2012. Viernes de la segunda semana de Adviento – San Juan de la Cruz – Puntos de Oración

1. Oración preparatoria hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en pie en presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)

2. Petición (utilizamos la oración colecta de la Misa de hoy, memoria de san Juan de la Cruz): “Dios, Padre nuestro, que hiciste a tu presbítero san Juan de la Cruz modelo perfecto de negación de sí mismo y de amor a la cruz, ayúdanos a imitar su vida en la tierra para llegar a gozar de tu gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

3. Puntos para orar: Imaginar la escena del evangelio de hoy. Jesús echa en cara a la gente que le escucha su dureza de corazón. Como niños que no quieren jugar si el juego no es de su gusto y siempre están fastidiados y fastidiando al resto. No acaban de creer ni aceptan lo que ven con sus ojos: la doctrina con que Jesús les enseña el camino de la vida y los hechos y milagros que hace por ellos. Se cierran a sus enseñanzas como se cerraron antes a las de Juan, cuya figura y doctrina les resultaba excesivamente exigente. A Juan el Bautista le etiquetaron de fanático y de endemoniado. A Jesús le etiquetan ahora, y el mismo Jesús se lo hace ver con claridad, de comilón y borracho. En esto parece que hay un eco del pasaje de Deuteronomio 21, 20−21, que describe cómo los padres deben tratar a un hijo que se rebela. “Y dirán á los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece á nuestra voz; es comilón y borracho.  Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán con piedras, y morirá: así quitarás el mal de en medio de ti; y todo Israel oirá, y temerá.”  Esta acusación de “comilón y borracho” que Jesús manifiesta que está en la mente de los que le escuchan, es por lo tanto, mucho más seria de lo que parece al principio. Si Jesús es de verdad, un comilón y un borracho según el juicio de sus contemporáneos, la ley de Moisés mandaba que muriera con una muerte violenta y sin honor. Este versículo nos muestra por tanto cómo es la opinión de la gente que le rodea y lo que le espera a Jesús. “Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios”. Es como si dijera Jesús: por sus frutos conoceréis si mi doctrina y la de Juan vienen de Dios o no. ¿Y nosotros? ¿Y yo ahora? Aceptemos la doctrina de Jesús. No nos cerremos a sus enseñanzas como muchos de sus contemporáneos y de los nuestros ahora. No queramos ver demonios o excesos en lo que es la sabiduría de Dios escondida a los sabios de este mundo. No juzguemos mal. No queramos ver lo malo, real o inventado, de la Iglesia, del Papa, de sus ministros, cuerpo de Jesús, instrumentos de Jesús para nosotros ahora. Pongámonos como discípulos que meditan sus enseñanzas día y noche (Salmo 1). Que no seamos incrédulos. Que pensemos con sencillez que la doctrina de Jesús me enseña para mi bien, me guía por el camino que debo seguir. Si atendemos a sus enseñanzas, si nos dejamos conducir, será nuestra paz, como dice Isaías, como un río, que avanza a través de nuestro paso por la tierra sin parar, sin estancarse, llenándolo todo de vida; nuestra justicia como las olas del mar, que no cesan nunca de llegar a las playas.

4. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría a la Virgen. Santa María del Adviento, dame la sencillez que necesito para acoger la doctrina y la persona de Jesús en mi vida.

5. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al hacer la oración, pedir perdón y proponerme algo concreto para enmendarlo.

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