14 abril 2013. Domingo de la tercera semana de Pascua (Ciclo C) – Puntos de oración


1. Oración preparatoria hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente la oración preparatoria de Ejercicios: “Señor, que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divina majestad.” (EE 46)

2. Petición: para ello leemos despacio la oración colecta que la iglesia nos propone hoy invitándonos a la alegría pascual: “Que tu pueblo, Señor, exulte siempre la verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente.  Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.”

3. Puntos para orar: Hoy, domingo, celebramos la resurrección del Señor con las resonancias cercanas del día de Pascua. La iglesia nos muestra hoy en el evangelio la escena de la aparición de Jesús resucitado en el lago a los discípulos que estaban intentando pescar, fieles a la iniciativa de Pedro. Un pasaje lleno de belleza y de riqueza que la iglesia, nosotros, no nos debemos cansar de meditar. Jesús se apareció verdaderamente a sus discípulos. Y viene con oficio de consolar y de confirmar en la misión encomendada, a pesar de los fallos de los hombres. Como a veces nosotros en nuestra vida, no le reconocemos a la primera en las circunstancias de la vida. Jesús quiere ser reconocido pero en la fe. Los apóstoles, por lo que dice el evangelio, sabían que era él, pero no lo debían de ver igual que lo veían antes de la resurrección, pues no se atrevían a preguntarle quién era, aunque tenían claro que era Jesús por la fe que tenían en él y que ya se iban acostumbrando a discernir su presencia en la nueva vida después de la resurrección. Jesús está ya en la orilla de la eternidad, muy atento a nuestra vida para indicarnos por donde está la pesca. Y vemos en esta escena que, lleno de delicadeza, se adelanta a prepararnos el almuerzo, sabiendo nuestras necesidades y que en la noche de la vida nos cansamos y desilusionamos muchas veces de lo infructuoso de nuestra labor. Jesús nos espera en la orilla y allí nos tiene preparado el almuerzo con él después de la noche de esta vida.

4. Del Catecismo de la Iglesia Católica (nº 655): la Resurrección de Cristo –y el propio Cristo resucitado– es principio y fuente de nuestra resurrección futura: “Cristo resucitó de entre los muertos como primicia de los que durmieron […] del mismo modo que en Adán mueren todos, así en también todos revivirán en Cristo” (1 Co15, 20-21). En la espera de que esto se realice, Cristo resucitado vive en el corazón de sus fieles. En Él los cristianos “Saborean […] los prodigios del mundo futuro (Hb 6,5) y su vida es arrastrada por Cristo al seno de la vida divina para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2Co 5,15)

5. Unos minutos antes del final de la oración: Avemaría o Salve a la Virgen.

6. Examen de la oración: ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias al preparar y al hacer la oración. Pedir perdón y proponerme algo concreto para enmendarlo.

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