7 abril 2013. Domingo de la 2ª semana de Cuaresma o de la Divina Misericordia –Puntos de oración


PRIMERA APARICIÓN DE JESÚS TRAS SU RESURRECCIÓN
Vamos a hacer un rato de oración pegados al texto del evangelio, concretamente a la primera parte, lo correspondiente a la primera aparición.
Lee hasta donde empieza lo de Tomas el mellizo. Léelo dos veces y piensa que hace y dice Jesús para los que están ahí que son todos los apóstoles (salvo Tomás), la Virgen y algunas mujeres y otros del entorno como José y Matías (el que pasa a ocupar el lugar de Judas (Hechos 1,23)).
Lo primero que se nota es lo que hace: ponerse en medio de todos que a su vez se colocan automáticamente como en un círculo en torno a Él. Luego seguiremos pensando, pero es imposible pasar de largo sobre esta escena. Este milagro se actualiza hoy para nosotros y es adecuado imaginarse como uno de tantos de los que están ahí. Con la poca fe que tenemos en todo lo de Dios y la resurrección, te lo imaginas delante, mirándote. Te extiende los brazos ¿te adelantarás a abrazarle? Él da el primer paso, atrévete a dar tu el segundo. ¡Quédate un rato abrazado! Piensas en lo poco que te queda para abrazarle de manera “física”, cuando dentro de un poco tiempo la gente diga que te has muerto. Los emigrantes en lejanas tierras, que han marchado para poder mantener a la familia y efectivamente se dedican a ahorran todo lo posible para mandárselo, sueñan con el regreso, con su llegada al aeropuerto donde le esperan su mujer y sus hijos, con ese abrazo. Nosotros somos emigrantes y cuando lleguemos disfrutaremos “físicamente” y “conscientemente”del abrazo con Jesús, con la Luz de las luces. (Ver la Nota) Desde el abrazo puedes mirar a tu alrededor. A las cosas que tienes entre manos: el trabajo, del que quizás te echen por la persecución a los cristianos (perdón me he ido a lo que les pasaba y les pasa en la actualidad a algunos hermanos nuestros), del que quizás te echen por la crisis económica, al miedo a ser coherente con la fe a la hora de quedarte con dinero do otros (estado, impuestos) o de vivir adecuadamente las relaciones conyugales, a tu marido, a tu mujer, al hijo que se te está extraviando, al otro que va para bueno aunque a ti te gustaría que fuese bueno a tu estilo. Pídele la fe. Luego… En fin, abandono este camino precioso para centrarme en otro más frio y reflexivo.
Nos fijamos ahora en sus palabras. Seguramente piensas en Paz, en que Jesús les envía al mundo y en el perdón de los pecados. Primero piensas en el sentido de estos tres conceptos para los que estaban presentes y luego lo que representa para ti en estos momentos. Por ejemplo la Paz. La paz es la tranquilidad en el orden o bien el equilibrio y estabilidad entre las partes de una unidad. Ellos no estaban en paz porque tenían la lucha interior entre la fe y lo que nos dicen los sentidos apoyados por el demonio que es carne y mundo. También tenían miedo a que les apresasen y les hiciesen daño. Estaban en tensión entre esconderse y lanzarse a decir lo que habían visto y oído… puedes pensar en algo más sobre la paz que no tenían y por qué es lo primero que les quiere regalar Jesús y además es su deseo preferido durante toda la resurrección.
Ahora piensas en el significado de este “Paz a vosotros” referido a ti mismo.
Lo mismo puedes hacer con las otras frases que elijas.
Ahora está “de moda” la idea del papa Francisco de salir a la periferia. ¿Lo practica Jesús aquí? Desde luego les da unos poderes extraordinarios a gente muy poco preparada, en la periferia de la ciencia, la cultura y la economía. ¿Qué será salir a la periferia en tu vida cristiana?
Da otra pasada a toda la escena poniéndote en la piel de Jesús. Como estaba esperando esta hora, cómo pensaba en Pedro, en la ratificación en su puesto. Cómo disfrutaba y preparaba los acontecimientos para que a ser posible, todos estuviesen allí. Hay uno que se le escapa, porque somos libres y cada uno podemos evolucionar como queramos. Cómo disfrutaba pensando en el abrazo del que hablábamos antes. Cómo miraba a su madre. ¿Desde cando estaba esperando estos momentos?
También puedes pensar en la presencia en la Misa y en la Eucaristía.
Nota: Todos, es decir absolutamente todos los que han tenido una experiencia próxima a la muerte, han visto y han tocado de alguna manera y cuando vuelven a la vida normal conservan el recuerdo idéntico al recuerdo guardado por las veces que han visto y han tocado en el sentido habitual de la palabra. Como esto es coherente con la fe trasmitida por Jesús, puedo suponer con mucha certeza (no sé si es dogma de fe o verdad de fe o nada) que veré y tocaré a Jesús y con esta convicción escribo el texto. Si alguno cultiva voluntariamente la soberbia y nos se arrepiente de sus pecados, allá él. Yo hasta ahora intento lo contrario y por eso espero salvarme.

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