Hay momentos en la vida en los cuales uno se plantea seriamente si sigue o no sigue adelante en el camino comenzado.., en la labor realizada.., o en la vida entregada...
Son momentos decisivos en los que nos lo jugamos todo "a una sola carta..."; pero en realidad la "partida en juego" ya llevaba tiempo sobre la mesa de nuestra existencia y entraba de alguna manera en nuestras decisiones diarias...
¡Qué importante es saber, que en cada instante está en juego la vida, sea la humana o la divina.., y que una simple o insignificante decisión de un momento, puede terminar con ella más tarde, sin casi darnos cuenta...!
¡Seamos profundos en nuestras apreciaciones personales..! ¡No nos dejemos llevar de las primeras impresiones..! ¡Sopesemos muy bien los pros y los contras de lo que tenemos que hacer..! ¡o de lo que tenemos entre manos...! ¡No nos dejemos sorprender por lo inesperado.., por lo no pensado suficientemente.., y estaremos salvando nuestro pasado y construyendo adecuadamente nuestro futuro...!
El evangelio de hoy nos pone un ejemplo clarísimo de cómo no se debe reaccionar en momentos de crisis, de duda, o de incertidumbre... Recordemos las palabras de S. Ignacio en los Ejercicios y que tantas veces hemos ponderado: "En tiempo de desolación, no hacer mudanza..." Cuando algo no se entiende, nos supera, no estamos preparados, es necesario saber esperar, y yo diría "amando", que es la forma cristiana de esperar providentemente ante las situaciones de cada día...
Te invito a orar especialmente las últimas palabras del evangelio de hoy: "Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.
Simón Pedro, a pesar de sus limitaciones, que las tenía, sobrepuso el amor al Maestro, por encima de la comprensión de una doctrina que no era fácil de aceptar en ese momento...
Quien confía en Dios, jamás quedará defraudado.., y todas sus esperanzas quedarán cumplidas, en el tiempo o en la eternidad.
La fe siempre es razonable, pero por mucho razonar no vamos a creer más o mejor, sin la ayuda sobrenatural de la Gracia que acompaña el ejercicio de la virtud. Es necesario dar el salto de la fe, para llegar más allá de lo que captan nuestros sentidos o nuestra imaginación. Dios es siempre ese otro.., que nos espera más allá de lo pensamos.., queremos.., o podemos...
La respuesta de Pedro fue realmente magistral, pasará a la historia de no pocas vidas, que en su momento tendrán que afirmar lo mismo: sólo Tú tiene palabras de vida eterna... Sólo Tú puede saciar nuestros anhelos de seguridad y de felicidad... Sólo Tú, porque era Dios, puedes ofrecer el Cielo en la tierra, mientras peregrinamos...
Perseveremos en el bien, sigamos de cerca a Jesucristo en nuestro quehacer de cada día, y vivamos en confianza, más allá de nuestras limitaciones espacio-temporales a la hora de comprender su misterio.