22 octubre 2013. Martes de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

*Primera lectura: El texto tomado de la carta a los Romanos pone en contraste nuestra anterior vida de pecado y nuestra vida de redimidos por la sangre de Cristo.

Pero observemos que la fuerza del discurso de San Pablo no recae tanto sobre la etapa de pecado –todos somos deudores del pecado-  sino sobre la etapa feliz, la etapa de nuestra reconciliación y vida en Cristo y por Cristo, en el cual renacemos como felices hijos de Dios por el amor.

Al inicio de la creación, hubo un amor desbordado de Dios que nos hizo a su imagen y semejanza. Por el pecado se eclipsó esa “semejanza” al introducir la “desemejanza” o vida al margen de Dios.

Y en el misterio de la Encarnación-Redención, la bondad de Dios no tuvo límites en su don, y nos entregó a su Hijo, para que nos enseñara a amar al modo divino. ¿Podemos aspirar a más, de parte de Dios, y no responder con fidelidad de nuestra parte?

Nuestra tierra ha de ser, en Cristo y con Cristo, amor, paz, solidaridad, vida en las manos y en las entrañas de Dios nuestro Padre.

En varios momentos de nuestra oración decimos: "tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros": los Kyries, el Gloria, el Cordero de Dios. Hemos de sentirlo desde dentro, cuando lo decimos, y pedirle a Dios que nos ayude a vencer las herencias del primer Adán en nuestra vida y nos haga pasar, con el nuevo Adán (Cristo), a la plenitud de su vida. Si, con ocasión de esta página de Pablo, queremos ampliar más lo que la Iglesia piensa del "pecado original" y sus consecuencias para la humanidad, podemos leer los números 396-409 del Catecismo de la Iglesia Católica.

*Salmo: Quien quiera trabajar a favor del Reino de Dios debe abrir sus oídos para escuchar al Señor, y poner todo su corazón y fuerzas en hacer su voluntad. Por eso Jesús nos enseña tanto a orar con los labios como con la vida diciendo: Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Jesús mismo nos dice que su alimento es hacer la voluntad de Quien lo envió. Si queremos ser un signo de salvación y del amor de Dios para los demás, si queremos pasar haciendo el bien, hemos de aprender a escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Así acercaremos de forma concreta entre nosotros el Reino de Dios, que es Reino de Santidad y de Vida, de Justicia, de Amor y de Paz. El final del salmo nos recuerda que buscar al Señor ya lleva en sí la alegría y el gozo, y es camino de salvación y de felicidad.

*Evangelio: El Evangelio de hoy nos pide que nos preparemos para la llegada del Señor. Ante este desafío de responder a la llamada de Jesús de estar alertas, como servidores de su Iglesia, estamos invitados como personas de fe a comprometernos y hacer nuestro este tesoro del Reino de Dios anunciado por Jesucristo.

Debemos promover: fraternidad, solidaridad, alegría, esperanza, justicia, verdad y caridad. Porque nuestra búsqueda constante de cristianos ha de ser: revestirnos del hombre nuevo, que se ha renovado a imagen de Dios y ser partícipes de su Reino, que es la verdadera riqueza y el auténtico tesoro inagotable. Si nuestro tesoro más preciado es el Señor, también nuestro corazón debe estar en el Señor.

"Que el Espíritu del Señor Resucitado, nos muestre como a los apóstoles, su voluntad en la elección de nuevos caminos de cooperación en la misión para llevar la verdad, la justicia y la paz, según el Evangelio, a todos los hombres de nuestro tiempo." (Juan Pablo II).

  ORACIÓN FINAL:

Porque te has complacido, Señor, en la humildad de tu sierva, la Virgen María, has querido elevarla a la dignidad de Madre de tu Hijo y la has coronado de gloria y esplendor; por su intercesión, te pedimos que, a cuantos has salvado por el misterio de la redención, nos concedas también el premio de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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