En este día de fiesta se reafirma la importancia del matrimonio y de la familia, en una sociedad donde no está de moda; la familia ha configurado desde nuestro nacimiento nuestra forma de ser y nosotros tenemos un papel que desempeñar en ella. Observemos cómo funciona la Sagrada Familia, qué relación tienen entre ellos; podemos intentar imaginarnos un día cotidiano en Nazaret: con qué amor estaban juntos, conversaban, trabajaban, gozaban y sufrían, y trasladémoslo a nuestra relación en familia, aprendamos continuamente de ellos.
Las dos lecturas anteriores al Evangelio nos ofrecen muchos puntos para meditar sobre nuestra familia: nos hace hincapié en que entre los esposos debe haber gran amor y respeto y que lo deben inculcar en los hijos, cuidándoles y educándoles; éstos a la vez transmitir amor entre ellos y hacia los padres y un agradecimiento incondicional durante toda la vida.
Nacemos en un hogar y tenemos otros familiares cercanos (abuelos, tíos, primos...); llegado un momento escogemos una segunda familia, con más familiares que se convierten también en cercanos; según las insinuaciones e hitos que el Señor nos va colocando en nuestro caminar, escogemos a una persona (de entre muchas que hemos conocido) a la que entregar nuestro amor y formar una familia entregando también todo ese amor dando vida a nuevas criaturas, colaborando en la Creación que hizo el Señor, u optamos por una relación más íntima con el Señor, formando parte de una comunidad, en el sacerdocio, en un monasterio, misioneros...; en esta forma de vida (quizás sea un poco diferente en el caso de los ermitaños) también estamos dentro de una familia y hay que demostrar el cariño día a día, cuidar el detalle, seguir educándonos unos a otros con amor y sobre todo transmitiendo lo que el Espíritu nos va sugiriendo a través de nuestra relación íntima con el Señor.
En el Evangelio de hoy se nos muestra cómo San José coge las riendas de la familia y les protege en todo momento arropándoles con su cuidado y ocupación por María y Jesús. Tres veces se le aparece en sueños el ángel del Señor a José, guiándole e instruyéndole delicadamente; Dios tiene una relación estrecha con José; es su primer caballero, el alfil que protege a la Reina y al Rey que viene revestido de peón; a estas apariciones hay que añadirle la inicial invitándole a acoger a María en su casa en vez de repudiarla, y seguramente hubo más apariciones que no llegarían a la pluma del evangelista. Cuando muere Herodes aún sigue viviendo José, ¿cuántos años más viviría José? ¿Qué edad tendría Jesús cuando falleció? Dios le ha dado un papel imprescindible en el capítulo de la salvación, y tenemos que aprender de él, a ser lámpara de María, quien nos lleva a Dios Trinidad, que es Dios Familia.
San José: muéstranos a María, enséñanos a amarla. María: recuérdanos la importancia de la relación con nuestras madres, ¡qué especial es esta relación! Que veamos en su entrega y en tu mirada a Dios; que sepamos en nuestras familias ser signos vivos del amor de Dios y con éstas transmitirlo a las demás familias.