1 marzo 2014. Sábado de la séptima semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Santiago nos exhorta hoy a la oración. Orar en toda circunstancia de nuestra vida: en la alegría y en la tristeza, en la salud y en la enfermedad. También orar unos por otros pues mucho puede la oración de intercesión. Santa Teresa de Jesús Niño tuvo una vivencia intensa de esta oración de intercesión; entró en el Carmelo para orar por los pecadores y también, aunque al principio no lo comprendía, para orar por los sacerdotes. Esta conclusión sacó después de su peregrinación a Roma donde convivió de cerca con muchos sacerdotes. Santiago pide que se llamé a los sacerdotes para que oren por el que está enfermo; también debemos orar por los sacerdotes. Al fin si al cabo nadie es sacerdote para sí mismo, quien lo es, lo es para los demás. Propongo en este día orar por los sacerdotes, orar por nuestros sacerdotes, aquellos que oran por nosotros y nos comunican la gracia de Cristo  en los sacramentos que nos administran “in persona Christi”. Es Cristo quien por su medio se hace presente y actúa de forma palpable en nuestra circunstancia concreta.

Este necesitar del otro nos lleva al evangelio de hoy. Jesús acoge a los niños y nos invita a imitarlos. El niño es fundamentalmente una persona dependiente y confiada; vive gracias a los adultos durante largos años de aprendizaje. Su actitud se refleja bien en aquel relato de un niño que viaja en un barco y se entretiene con sus juegos; de repente sobreviene una terrible tempestad que hace entrar en pánico a todos los pasajeros; mientras tanto el niño sigue jugando y a los que le preguntan por su actitud les contesta que no teme porque su padre es el capitán. Jesús, el Señor, nos invita a vivir confiados en la providencia de Dios que sabe más, nos quiere y es nuestro Padre; su reinado se realiza con nuestra estrecha colaboración para llevar a cabo su designio de amor para cada persona que viene a este mundo.

Comenzamos el mes de marzo; pidamos a san José que nos alcance la sabiduría del Reino de Dios que él vivió. Y en este primer sábado de mes no olvidemos tener un coloquio con nuestra Señora que en su Corazón inmaculado nos guarda y alienta.

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