Estamos de lleno en el Mes de San José, y aunque ni sea miércoles ni la fiesta del 19, no lo dejemos. Sigamos en su compañía, pidámosle que sea nuestro custodio, para estar muy cerquita de la Virgen, de Jesús, y nosotros seamos custodios a su vez –como propuso el Papa Francisco el 19-3.2013 el día de su primera misa como pontífice- custodios de la creación, custodios de nuestro prójimo, custodios de nosotros mismos. ¡José, esposo de la Virgen, custodio del Señor, llévanos a María y por María a Dios! Como solía rezar el P. Morales.
1. Epístola I de San Pedro 1,3-9: “así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo”
¡Qué fuerza imprime San Pedro a sus palabras! Él negó a Cristo, perdió la fe en Él… pero nunca perdió su amor, su gratitud… y sabe muy bien de qué habla. La fe es el mayor tesoro; no importan las pruebas, no importan las dificultades…más bien hay que alegrarse porque al igual que las vacunas nos inmunizan y preparan para pruebas más fuertes. ¡Creo, Señor, pero aumenta mi fe!
2. Salmo 111(110),1-2.5-6.9.10c.
Grandiosas son las obras del Señor, las profundizan los que en ellas se complacen.
Nadie hay tan grande como Tú, Señor. Dame la fe para verlo siempre. San Juan de la Cruz escribió “es de mucha luz padecer tinieblas”, sólo en la noche brillan las estrellas. Ayúdame a hacer de mi vida una permanente contemplación de amor, gracias, gracias, gracias Señor por tus “grandiosas obras” y por las pequeñitas, esas que “sólo conocemos Tú y yo” pero que me ayudan a recordar que siempre has estado grande conmigo y por eso, siempre, siempre, estoy alegre.
3. Evangelio según San Marcos 10,17-27: Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
Sí, Señor, sólo me falta una cosa, tan sólo requiero un empujón, es un hilillo… pero me cuesta sudor, sangre, lágrimas. Dámelo aunque no me guste, dámelo aunque sea como al Cirineo sin saber ni querer… Tú sí lo sabes, Tú si mi quieres… Tú me has “primereado”, Tú me has amado primero y con eso me basta. No quiero aprobar por justita misericordia, quiero quitar la medida, quiero amarte sin medida; Tú me has mirado con amor y me descubres tu tesoro; Tú eres el Tesoro, Tú me has dado todo… tan sólo pides que te devuelva una cosa, Tú que me has dado TODO, TODO.