28 febrero 2015. Sábado de la primera semana de Cuaresma – Puntos de oración

Una vez realizado el acto de presencia de Dios y de abandono en su voluntad, nos situamos en la dinámica de conversar con nuestro Padre.
Ahora ya podemos comenzar a reflexionar sobre la Palabra de Dios que nos marca siempre el camino adecuado para nuestra oración de cada día.
No podemos dejar a un lado la petición confiada para que este rato obre en nosotros un verdadero cambio del corazón. Esa es la conversión a la que nos invita constantemente la Cuaresma.
Si nos fijamos en la lectura del libro del Deuteronomio, vemos que se establece como una especie de contrato amoroso entre Dios y el hombre:
·           Dios pide cumplir sus mandatos y decretos. Se compromete a que seamos su propio pueblo.
·           Nosotros nos comprometemos a aceptar lo que el Señor nos propone: y Él será nuestro propio Dios.
En este mutuo acuerdo, alianza, está la felicidad y grandeza de cada persona y del pueblo en general.
Dado este primer paso podemos entrar de lleno en el mandato que nos hace Jesús en el Evangelio para que “amemos a nuestros enemigos, y recemos por los que nos persiguen”.
Parecería una exigencia desproporcionada si el mismo Cristo no estuviese de nuestra parte para vivirla en cada situación.
La llamada a la conversión cuaresmal y la transformación del corazón sería mera ilusión si no caminamos hacia esta posición de amor que nos señala el Señor.
¡Qué difícil es amar a nuestros enemigos si Dios no está en el centro de nuestro corazón!

Pidámosle hoy en la oración a Cristo y a María que nos den la clave necesaria para que podamos estar cercanos a todos los hombres, a los que nos caen bien y a los que nos persiguen.

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