7 febrero 2015. Sábado de la cuarta semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Ya en la presencia de Dios, seguiré el camino trazado por san Ignacio de Loyola con la oración preparatoria: “Es pedir gracia a Dios nuestro Señor, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza a su divina majestad”.
A continuación leo con detenimiento el evangelio de hoy y me meto en la escena.
Los discípulos se reúnen de nuevo con Jesús después de la “marcha evangélica” y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Para contarlo todo y con tranquilidad les dijo:
  • “Venid vosotros  solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”. Esto es lo que estamos haciendo con este rato dedicado a la oración de cada día.
  • Necesitamos estos ratos de silencio de romper con la actividad por lo menos dedicar un tiempo tranquilo para comer. O también hay que hacer la comida a “la carrera”.

Nos dice el evangelio: “Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado”. Y muchas personas le siguieron, fueron corriendo por tierra y se les adelantaron. Cuando se le conoce a Jesús, aunque sea de lejos ya no se puede vivir sin él. “A Jesús se le encuentra para buscarle con más avidez”, nos recuerda, creo, san Agustín.
Y Jesús cambia sus planes:
Al desembarcar, Jesús  vio una multitud y le dio lástima de ellos”. Y nos dice la causa: porque andaban como ovejas sin pastor. Entonces, aunque iba a descansar un poco con sus discípulos lejos de las multitudes, de nuevo se puso a enseñarles con calma. Ya no tenía prisa por marcharse a otra parte, se quedó con ellos y los enseñaba con calma. Esta era la voluntad del Padre.

Y finalizamos junto a María y le decimos que nos de paciencia para saber escuchar a Jesús. Porque primero me ha invitado a ir con Él. En segundo lugar me he marchado con Él en la barca. Y por último sigo con Él escuchándole para más amarle y seguirle para beneficiarme como todos aquellos que le seguían y “andaban como ovejas sin pastor”.

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