Haz prósperas, Señor, las obras de
nuestras manos.
Hoy iniciamos el mes de mayo de mano de
san José. Recordamos su trabajo manual como fuente de santificación. José
enseñó a Jesús su oficio. De Jesús dice el evangelista san Marcos que era
carpintero. Esta profesión debemos entenderla en sentido amplio: “artesano”.
San Juan Pablo II nos habló del evangelio del trabajo fuente de humanización y
santificación. El trabajo no solo contribuye a hacer cosas externas sino que construye
al hombre por dentro; esta realidad es asumida por el evangelio plenamente. Por
encima de una concepción mercantilista del trabajo está esta realidad
antropológica.
Todo la que hagáis, hacedlo en nombre de
Jesús.
Nuestra Señora, en Fátima, enseñó a orar
a los tres niños diciendo “Jesús es por tu amor”. Hoy es un buen día para
renovar nuestras tareas haciendo de ellas una ofrenda a Dios. Empezamos este
mes de mayo dedicado a nuestra madre santísima; acojámonos a su magisterio y
elevemos nuestro trabajo, cualquiera que sea, a una realidad redentora, unidos
a Jesús trabajador.
San José obrero, ruega por nosotros y
por los trabajadores del mundo entero.