13 abril 2015. Lunes de la segunda semana de Pascua – Puntos de oración

Deslumbrados nuestros ojos por tanta luz de Pascua… entramos en la presencia de Jesús resucitado pidiendo ayuda para hacer silencio interior. Siempre junto a María, que es la presencia discreta pero aglutinante, de la Iglesia en Pascua y naciente.
Decir muy despacio; “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, es ya querer ponernos bajo su acción y que este rato vaya orientado sólo para ellos y su gloria.
En ambiente de Pascua, estamos todavía bajo los efectos de la celebración de ayer: el amor misericordioso del Padre. Si el Espíritu nos alimenta con esa realidad no queramos seguir adelante. Interiorizar el amor misericordioso de Dios puede transformar y llenar por completo una vida… y volcarnos directamente al Cielo (como al buen ladrón).
Retomando los momentos iniciales de la Última Cena, Jesús dice; “ardientemente he deseado celebrar ésta Pascua con vosotros”. Ese adjetivo ardiente fue el que me llamó la atención esta Semana Santa y que ahora te expongo. Me ayuda pensar que es precisamente el Espíritu Santo quien empuja e inflama los corazones con el fuego de su amor. Reúno algunas citas en este sentido.
  • En la oración de Pascua que nos dejó el P. Morales dice así: …alcánzanos el gozo de la Pascua, fe creciente, esperanza cierta, alegría desbordante, paz imperturbable, amor ardiente.”
  • Inflamado de amor divino, S. Francisco Javier, después de pasar días orando en aquellos bosques de Japón, a voces alababa a Dios. E iba con una alegría tal que cautivaba a su paso.
  • S. Francisco de Asís, después de contemplar a Jesús crucificado salía a voces, cual loco, diciendo “ el amor no es amado, ¿cómo van a amarse los hombres si no aman al Amor?.
  • S. Juan de la Cruz en “la noche oscura” nos deja ésta expresión: en una noche oscura con ansias en amores inflamada.
  •  Sta. Teresa de Jesús hablándonos de su relación con el Señor recurre al amor; “imaginad una persona tan enamorada de otra que no pudiere estar un momento si la persona a quien ama. Así estoy yo con nuestro Señor ...”
  • Volviendo al momento de la Pascua que estamos viviendo recordamos;
  •  A los dos de Emaús de regreso a Jerusalén: “¿no ardía nuestro corazón cuando nos explicaba las escrituras?
  • El ardoroso amor de Mª Magdalena:
  • Que la empuja a ir al sepulcro de madrugada
  • Que recibe la primera visita de Cristo resucitado
  • Siendo la primera mensajera de su resurrección

Podemos resumir-concretar ese amor ardiente en dos actitudes a las que nos invita el Papa Francisco:
Una actitud de recibir del Señor su misericordia;
  • “Jesús no limpia nuestra alma con un azote de cordeles… ¡no, con eso no limpia nuestra alma!... su azote es LA MISERICORDIA. ¡Abrid vuestro corazón a la misericordia de Jesús!

 Una actitud de salir
  • “Tenemos que ir donde está la gente. Hay que acogerlos como son y no como nos gustaría que fueran”.
  • “El Señor llama a la puerta, desde dentro de la Iglesia, para que le dejemos salir al mundo, porque éste lo necesita y a veces podemos actuar de freno”.


Junto a la Virgen (y a ella le pedimos este regalo) nos quedamos  interiorizando las palabras que hoy, Jesús, dice a Nicodemo: “te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede entrar en el Reino de Dios”.

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