11 abril 2015. Sábado de la Octava de Pascua –Puntos de oración

“¿Puede aprobar Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a él? Juzgadlo vosotros. Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.”
Esta respuesta de los apóstoles al Sanedrín tiene que ser también nuestra respuesta al mundo en qué vivimos. No podemos menos que contar lo que hemos visto y oído.
Fuimos desde pequeños conociendo a Jesús. Un día lo recibimos en la comunión. Y tras la venida del Espíritu Santo, hubo un momento en nuestras vidas que notamos una transformación interior. Quizá fue una comunión bien hecha, un rato de oración o unos ejercicios Espirituales. Y desde entonces no podemos menos que contar lo que hemos visto y oído.
“El Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.”
El motor de mi vida es la comunión y la oración. Percibo que el Señor es mi fuerza. El me empuja con energía a hacer su voluntad en los lugares donde me muevo. Esa fuerza y esa energía hacen posible el mandato de Jesús:
“Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.”
Metidos en el mundo sí estamos. ¿Pero estamos proclamando el Evangelio con nuestras vidas? ¿Somos los seguidores de un fracasado o de un resucitado?

Que en estas fiestas de Pascua se refleje en nuestro rostro, en nuestra acción, en nuestra oración esa alegría y paz desbordante de saberse seguidores de Alguien que ha vencido a la muerte y que nos ha prometido la Vida Eterna. El que desborda de alegría y paz lo trasmite a todos los que le rodean cumpliendo casi sin querer el mandato de Jesús: Proclamad el Evangelio a toda la Creación.

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