En este día es muy fácil ponerse en la
presencia de Dios. Jesús Eucaristía nos invade y envuelve por todas partes… Nos
puede ayudar a leer muy despacio la oración colecta que hoy
nos propone la liturgia: “Oh Dios, que en esta sacramento admirable nos
dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas
venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu
Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención.
Tú que vives y reinas…”
Quizás nos pueda ayudar contemplar este misterio
a lo largo de estos días al Padre misericordioso a la luz de la Eucaristía, en
el año que iniciaremos sobre la Misericordia.
Sólo unas pautas para dejarnos
invadir por el fuego de amor que se desprende de Jesús Eucaristía en
el sagrario y por la celebración Eucarística de todos los días y de cada
Domingo en la que participamos. A mí me ayuda al mirar al sagrario
tratar de penetrar dentro y allí me encuentro a un Jesús:
- Humilde: tan oculto que desaparece en las especies de pan y de vino. Aquí Cristo pierde hasta el aspecto de hombre que todavía tiene en la Cruz. ¿Puede haber mayor ocultamiento?
- Jesús Eucaristía espera. Lo mismo que una madre nunca se cansa de esperar. Es una espera confiada y activa.
- Jesús en la Eucaristía ama con un amor especial. Con amor entrañable de madre. Las mamás sí comprenden lo que es un amor de madre.
- El Señor nos ama con amor valiente, de padre que da la vida por su hijo en cualquier momento de peligro
- Jesús en el sagrario comunica la alegría de la invitación al banquete donde no falta lo esencial de una comida, el pan, flor de harina y el buen vino de sabor añejo.
- Pero Jesús no se conforma con invitarnos al banquete. Él se hace comida para que le comamos y al comerle recibimos la semilla de eternidad.
Termino con un versículo del Evangelio:
“Yo soy el pan de vida, el que viene a mí no tendrá más hambre y el que cree en
Mí no tendrá más sed”. (Jn 6,35…)
Que María nos enseñe en esta Campaña de
la Visitación a vivir como Ella: humilde y confiada en la espera; con amor
entrañable y valiente, y alegres en la invitación al banquete hasta hacerse
comida…