10 octubre 2015. Sábado de la XXVII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Empezamos nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “Ven Espíritu Divino e infunde en nuestros corazones el fuego de tu amor”.
En este mes de octubre, mes del Rosario y de las Misiones, se viene celebrando desde el día 4 (fiesta de San Francisco de Asís) hasta el día 25, en Roma, el Sínodo de los obispos sobre la familia. En este Sínodo, los obispos convocados reflexionarán sobre el fundamento de la familia y sobre esos principios que no se deben perder y sobre los cuales se asienta la familia cristiana. El modelo de familia cristiana, es de sobra conocido, que está siendo atacado en la sociedad. Es deber de todos los cristianos el defenderla. La familia es célula de la sociedad, es escuela y está abierta a hacer el bien a los demás, ser fecunda y ser fermento en la masa para transformar el mundo. Recemos en este rato de oración por cada una de nuestras familias, por las familias de nuestros coetáneos y por los frutos del Sínodo de la familia.
Las lecturas de hoy nos pueden hacer reflexionar sobre cómo el Señor nos cuida y nos protege. En la lectura del libro de Joel se nos cuenta que el Señor nos protege. Cuida del mal a su pueblo y promete la derrota sus enemigos. El enemigo es el pecado. Dios nos envió a su Hijo, Jesucristo, que venció, con su pasión, muerte y resurrección, el mal y nos abrió las puertas del Cielo, la Jerusalén Celeste y Santa. En el Salmo repetimos con el salmista: Alegraos justos en el Señor; hay que alegrarse y llenarse de gozo por cómo nos cuida el Señor y por lo que nos ama y nos tiene preparado. No hay más gozo que estar con Él y estar abiertos a la acción de su gracia. El evangelista San Lucas nos relata una escena en la cual la gente, encantada por la presencia del Señor, le aclaman y llaman dichosa a su madre, núcleo de su familia. He aquí la importancia de la familia. Jesús tuvo como nosotros una familia. Eso eleva la familia a un nivel trascendental porque el mismo Dios le ha dado una dignidad capital porque quiso que su hijo naciera en el seno de una familia. Dios mismo le da a la familia un papel esencial en la Historia de la Salvación. Por eso es tan importante este Sínodo y lo que se juega en él.

Por ello pongamos nuestra oración, sobre el Sínodo que se celebra, bajo la protección del manto de la Virgen María. Que ella interceda ante el Padre para que la institución de la familia, fundada por Él mismo, se mantenga fuerte hasta el final.

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