23 octubre 2015. Viernes de la XXIX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Vamos a invitar a que Jesús venga a comer con cada uno de nosotros. Esa cena que recrea y enamora, presidida por el Espíritu en el Amor del Padre.
Y sin olvidarnos de invitar a Santa María, servidora atenta que recuerda a su Hijo lo que nos vaya faltando.
EL ESCULTOR
Esta es la imagen que se me ocurría al leer las lecturas de este día. Por una parte nos surge el deseo de cambiar tantas cosas que vemos negativas y malas en nuestro interior. Junto a esto nos vemos muchas veces con las manos vacías de no haber cambiado apenas. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte?” nos dice S. Pablo. Por el contrario, sentimos las palabras del Salmo aplicadas a nuestra situación; “Cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias serán tu voluntad”.
Pensaba en cómo las actividades espirituales o de Milicia a las que asistimos, nos ayudan a acercarnos a Jesús. Y Él nos descubre, en parte, lo que debemos cambiar. Así, un rato de oración, una confesión, un retiro, unos ejercicios, una charla con el guía. Todo esto son como pequeños golpes del cincel que facilitan ir sacando eso que sobra; la suciedad “de dentro” de la que habla S. Pablo; cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro inevitablemente con lo malo en las manos.
El perseverar, debiera favorecer el que aparezca esa figura que se va hermoseando a medida que pasa el tiempo. Al igual que esos pasos cortos, pero constantes, en la montaña, nos van descubriendo paisajes nuevos y cada vez más bellos hasta llegar a la cumbre (lo más bonito). Y caminando en familia que ¡ayuda tanto!
Ya hemos ido dejando a Jesús limpiarnos por dentro y ¿ahora qué? La figura de Él, que va apareciendo en nosotros, no es para colocarla en una vitrina y ser admirada como en los museos. Ese corazón tallado por Cristo es un corazón nuevo que, entre otras cosas:
· Encaja los golpes de la vida con paz
· No se extraña de las raíces de pecado propias y ajenas, pero lucha
· Escucha activamente (amando) al otro
· Cuida de las pequeñas necesidades de los que le rodean
· Sabe ver la acción de Dios a través del que manda o de un acontecimiento sorpresa
· Celebra la alegría de vivir
· …..
Entonces, como dice el Salmo; “nos dejaremos instruir y la voluntad del Señor será nuestra delicia”; “nos libraremos del Juez que manda al guardia meternos en la cárcel” Luc.(12,54-59).Nos hemos situado en actitud de ser revestidos de gracia porque “sin mí no podéis hacer nada”.
· Tú eres bueno y haces el bien; instrúyeme en tus leyes.
· Cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias serán tu voluntad”.
Pero queremos un modelo en nuestra tarea de dejarnos esculpir (para llegar a ser corazón de oro). Deseamos una madre que nos lleve en sus brazos pues es tan grande nuestra fragilidad. Necesitamos una confidente siempre cercana, comprensiva, buenísima en extremo. Alguien que enjugue nuestras lágrimas en el desaliento por los pocos frutos; por perder la visión de lo que Jesús está haciendo en mí.

Que María, la virgen y madre, sea nuestro acabado modelo de dejarnos conducir por Aquel que busca cenar con nosotros, no para pasar el rato, sino para que se vaya esculpiendo su misma figura en nuestras vidas.

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