Vamos
a invitar a que Jesús venga a comer con cada uno de nosotros. Esa cena que recrea y enamora, presidida por el Espíritu en el
Amor del Padre.
Y sin olvidarnos de invitar a Santa María, servidora
atenta que recuerda a su Hijo lo que nos vaya faltando.
EL ESCULTOR
Esta es la imagen que se me ocurría al leer las lecturas
de este día. Por una parte nos surge el deseo de cambiar tantas cosas que vemos
negativas y malas en nuestro interior. Junto a esto nos vemos muchas veces con
las manos vacías de no haber cambiado apenas. “¡Desgraciado
de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo presa de la muerte?” nos dice S.
Pablo. Por el contrario, sentimos las palabras del Salmo aplicadas a nuestra
situación; “Cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis delicias
serán tu voluntad”.
Pensaba en cómo las actividades espirituales o de Milicia
a las que asistimos, nos ayudan a acercarnos a Jesús. Y Él nos descubre, en parte,
lo que debemos cambiar. Así, un rato de oración, una confesión, un retiro, unos
ejercicios, una charla con el guía. Todo esto son como pequeños golpes del
cincel que facilitan ir sacando eso que sobra; la suciedad “de dentro” de la
que habla S. Pablo; cuando quiero hacer lo bueno, me encuentro
inevitablemente con lo malo en las manos.
El perseverar, debiera favorecer el que
aparezca esa figura que se va hermoseando a medida que pasa el tiempo. Al igual
que esos pasos cortos, pero constantes, en la montaña, nos van descubriendo
paisajes nuevos y cada vez más bellos hasta llegar a la cumbre (lo más bonito).
Y caminando en familia que ¡ayuda tanto!
Ya hemos ido dejando a Jesús limpiarnos
por dentro y ¿ahora qué? La figura de Él, que va apareciendo en nosotros, no es
para colocarla en una vitrina y ser admirada como en los museos. Ese corazón
tallado por Cristo es un corazón nuevo que, entre otras cosas:
· Encaja los golpes de la vida con paz
· No se extraña de las raíces de pecado propias y ajenas, pero
lucha
· Escucha activamente (amando) al otro
· Cuida de las pequeñas necesidades de los que le rodean
· Sabe ver la acción de Dios a través del que manda o de un
acontecimiento sorpresa
· Celebra la alegría de vivir
· …..
Entonces, como dice el Salmo; “nos
dejaremos instruir y la voluntad del Señor será nuestra delicia”; “nos
libraremos del Juez que manda al guardia meternos en la cárcel” Luc.(12,54-59).Nos hemos
situado en actitud de ser revestidos de gracia porque “sin mí no podéis hacer
nada”.
· Tú eres bueno y haces el bien; instrúyeme en tus leyes.
· “Cuando me alcance tu compasión, viviré, y mis
delicias serán tu voluntad”.
Pero queremos un modelo en nuestra tarea
de dejarnos esculpir (para llegar a ser corazón
de oro). Deseamos una madre que nos lleve en sus brazos pues es tan grande
nuestra fragilidad. Necesitamos una confidente siempre cercana, comprensiva,
buenísima en extremo. Alguien que enjugue nuestras lágrimas en el desaliento
por los pocos frutos; por perder la visión de lo que Jesús está haciendo en mí.
Que María, la virgen y madre, sea nuestro
acabado modelo de dejarnos conducir por Aquel que busca cenar con nosotros, no
para pasar el rato, sino para que se vaya esculpiendo su misma figura en
nuestras vidas.