Como militantes de Santa María, podemos direccionar hoy
nuestra oración meditando el Ave María.
· Dios
te salve, María: Contemplamos
al arcángel Gabriel, en su momento más gozoso; anunciando a la humanidad entera
en su Historia, a través de una adolescente, que Dios se hace niño para
redimirnos. ¡Qué emoción y sentimientos tan fuertes transmitiría Gabriel,
esperando el sí de nuestra madre!
· Llena
eres de gracia: ¿Cómo
puede ser una persona llena de gracia, escogida por Dios, que no conoce la
mancha del pecado, que su vida rebosa de la esperanza del Dios viviente? ¿Nos
animamos a imitarla?
· El
Señor está contigo: Todos
los días, hasta el final de los tiempos, a través de ella, y con nosotros. En
cada momento, Dios está a nuestro lado; contemplándola a ella le veremos más
claro.
· Bendita
tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús: Es el grito de la humanidad a María
que se inicia en boca de Isabel, porque lleva a Cristo dentro de ella, y
nosotros también lo llevamos dentro, en la Eucaristía, que nos fortalece para
transmitirlo a los demás.
· Santa
María, madre de Dios y madre nuestra: ruega por nosotros, pecadores, tibios,
vacilantes, entusiastas pero con altibajos... hoy y en este momento, para que
nuestras decisiones se encaminen siempre a realizar la voluntad de Dios, y en
la hora de nuestra muerte, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
nuestro Señor Jesucristo.