30 octubre 2015. Viernes de la XXX semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Empezamos nuestro rato de oración ofreciendo el día de hoy,  pidiendo ayuda al Espíritu Santo y mendigando la misma a nuestros intercesores.
Nos metemos en la escena del evangelio, acompañando a Jesús en una visita a un fariseo principal que le ha invitado a comer. Compartir comida es compartir vida, es un gesto de cercanía. En el evangelio de hoy, tendrá otro gesto de cercanía con el enfermo al tocarle.
Jesús va de frente, muestra franqueza en su cercanía. Ahora bien, se encuentra con gente recelosa, “le estaban espiando”, que parecen desconfiar del Maestro.
Jesús los conoce y sabe qué es lo que guardan en su corazón. Por eso les pregunta directamente: -«¿Es lícito curar los sábados, o no?». Ellos se quedaron callados”.
Este silencio es ya una respuesta medida, retorcida, incluso hipócrita.
No me atrevo a decirte que en sábado no se puede trabajar, por lo tanto no puedes curarle, pero lo pienso. Hablaré por detrás, “chismorrearé”, te juzgaré porque puedo hacerlo, yo soy cumplidor de la ley y tú no”,  pensaban estos fariseos.
Los fariseos estaban cerrados por su interpretación literal de la ley, se ponían a la puerta de la religión para que nadie cuestionase su “dominio”, anteponían la letra de la ley al amor. ¡Qué ridículo querer conocer más del pensamiento de Dios que el propio Dios! “Ser más papistas que el papa” (decimos coloquialmente).
Recuerdo que el padre Morales repetía muchas veces: “la regla viva es el mayor”. Cuantas veces cuestionamos la obediencia porque interpretamos que aquella acción, aquellas palabras, no se ajustan a la “letra de la ley”. “Nos hacemos personitas” también repetía el padre.
Igualmente a nuestro papa Francisco le “espían” muchas veces. Que si el artículo 137 del documento preparatorio del Sínodo…..Que si en un avión dijo …..Parece que haya miedo a que algo nuevo nos saque de la “zona de confort” de nuestra ideología. “No tengáis miedo”,  con estas palabras  empezaba su pontificado san Juan Pablo II.
Jesús, tocando al enfermo”, Jesús no es un médico de los que recetan desde el “otro lado de la mesa”, Él  toca al enfermo, lo hizo también con el hijo de la viuda de Naím, con la hija de Jairo ….. .  Es un segundo gesto de cercanía en la escena. Dice el papa Francisco que cuando des limosna, al menos mira a los ojos del pobre que la recibe, allí hay una persona. Mostrar la cercanía es estar en el camino correcto, pues Dios se hace cercano al hacerse hombre.
-«Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?». Con esta pregunta, Jesús muestra la hipocresía de estos fariseos. Sacarían su buey del pozo, pero no curarían a un enfermo. Son personajes que viven una “santidad de apariencia”, con un corazón duro y egoísta.

Acabemos nuestras reflexiones con un coloquio con Jesús. Examinemos con el Maestro nuestro corazón, pidiendo a la Virgen nos preste su “corazón para amarle” a Él y a los hermanos. Que ella nos libre de esa dureza de corazón que nos hace insensible a las necesidades de los que nos rodean.

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