13 octubre 2015. Martes de la XXVIII semana de Tiempo Ordinario – Puntos de oración

Sin duda la oración es un ratito de Cielo. Si tenemos el Señor delante en la Eucaristía, esa ayudita que nos llevamos. Para empezar este rato para Dios, es bueno recordar que en la oración no somos nosotros los protagonistas, ni tampoco quienes tomamos la iniciativa: es un momento para Dios, de Dios y con Dios. El buen fruto de nuestra oración dependerá de la contestación a esta pregunta: ¿cuánto te has abandonado en Dios en este rato?
Por lo tanto, para que sea fructífero os propongo empezar pidiendo luz al Espíritu Santo, para que mueva nuestros corazones, encienda nuestras almas, prenda nuestro interior en fuego de amor divino. Pedimos que mueva y remueva, para acercarnos más a Él y todo para su mayor gloria.
Así dispuesto os propongo rezar teniendo en mente un sentimiento, una idea y una imagen:
· Sentimiento. Estas lecturas ponen de relieve la majestuosidad y gloria de Dios. Podemos tener de fondo el sentimiento de admiración… gritar de admiración esa exclamación del arcángel Gabriel: ¡¿Quién como Dios?! O aquella frase bíblica: ¿quién tan grande como nuestro Dios? Sentirnos dichosos por tener un Dios tan glorioso y que ha querido hacernos partícipes de esa gloria… Métete en escena: tú eres un vagabundo, una persona sucia, despreciable por todos, y el que de joven fue tu mejor amigo llega a rey. Ahora, ese rey, anda buscándote por todos los rincones de la ciudad, y una vez te encuentra, te lleva su palacio, y te hace comer manjares, te viste de seda, te ofrece baños llenos de lujo y comodidad…  ¿qué sentirías? Pues bien, ¿Qué sientes cuando todo un Dios lleno de majestad y gloria te busca a ti, un pequeño hombrecillo pecador, para llevarte al Cielo, para estar junto a ti, para hacerte partícipe de su Reino? ¡Disfruta!
· Idea: mi actitud personal. Las lecturas nos advierten de los riesgos de dejarnos llevar por la soberbia, el orgullo, hacernos “los listillos”, fingir y “quedar bien”, en resumen, fariseísmo e hipocresía… Ante estas advertencias… ¿qué me pregunto y qué hago yo? Pide humildad, pido amor intenso al Señor…
· Imagen: un coloquio. Todos hemos visto esa imagen de Jesús hablando con una persona en banco. Imagina que tú eres esa persona. Jesús te habla de esos dos puntos anteriores: te habla de que quiere compartir su gloria contigo, te habla de los riesgos, te menciona palabras como seguimiento, misión, cruz y Resurrección… ¿qué respondes? ¡Habla con Él! ¡Haz coloquio con Él”
Si estos puntos no te ayudan, si te encuentras frío en la oración… Siempre podemos tirar del día de ayer… Nuestra Madre como pilar de nuestra de vida. Por otro lado, si lees las lecturas, tú mismo podrás formarte tus puntos. Yo, personalmente, me he propuesto tener una “Libreta de oración” donde todas las noches preparo unas ideas de oración partiendo de las lecturas del día, de la oración del militante, de las oraciones de la Misa, de las circunstancias de mi vida, lectura espiritual (etc)… y al final hacer balance de esa oración también por escrito. A mí me está descubriendo un mundo porque le da una estructura y una unidad a la oración… además, me permito ver la evolución, ver lo que me ayuda, lo que no… lo comparto con vosotros por si os sirve.

¡Gloria a Dios! ¡Feliz día! ¡Feliz oración!

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