Antes
de iniciar nuestro rato de oración es preciso que nos pongamos en la presencia
de Dios. Te animo a seguir el ejemplo de santa Teresa y traer a tu lado la
presencia humana de Jesús: sentir a Jesús muy cerca, la verdad es que siempre
es así.
Hoy celebra la Iglesia la fiesta de
los dos apóstoles que quizás han pasado más desapercibidos: san Simón y san
Judas. Simón, apodado el celotes, quizás por su pasado cerca de la secta de los
celotas. De san Judas tenemos una carta dirigida a cierta comunidad de
Palestina en la que les echa en cara su forma tan mundana de vivir la fe.
El Evangelio del día es muy sencillo:
sólo narra la forma de elegir Jesús a los doce apóstoles; en la lista aparecen
los nombres de los dos que celebramos hoy. Te invito a escuchar la lectura de
todos los nombres y a poner a continuación tu nombre… Siente que has sido
elegido por el Señor para ser uno de sus íntimos y para llevar el Evangelio
hasta el fin del mundo.
No creas que ser apóstol del Señor,
hoy es un plato de buen gusto. Por eso el que quiera seguirme me tiene que
seguir en las penas, el sufrimiento y en la cruz. Los apóstoles que hoy
celebramos tuvieron que entregar su vida hasta el martirio. Y no te quepa duda
que es el mismo destino que les espera a los apóstoles de hoy.
Terminamos con un coloquio con la
Virgen en el que le suplicamos nos ponga junto a Jesús.
“Señor Dios nuestro, que nos llevaste
al conocimiento de tu nombre por la predicación de los apóstoles, te rogamos
que, por intercesión de san Simón y san Judas, tu Iglesia siga siempre
creciendo con la conversión incesante de los pueblos. Por Nuestro Señor
Jesucristo.”