Hoy celebramos la fiesta de Nuestra Señora del Pilar;
fiesta de gran raigambre en la tradición hispánica. Una pequeña imagen de María
con el Niño Jesús sobre un pilar que se encuentra en Zaragoza, ciudad bendecida
con la primera evangelización de España. En Zaragoza se conserva memoria de
mártires de la era romana (Iglesia de las Santas Masas, memoria de santa
Engracia y dieciocho compañeros mártires que ha tenido culto desde el siglo III
hasta la actualidad). Así este día celebramos el don de la fe transmitida por
siglos y la obra evangelizadora en América y Filipinas. En la basílica del
Pilar las banderas de los pueblos hermanos entorno a la imagen de la Madre de
Dios dan testimonio de esta realidad.
“Dichosos los que escuchan la Palabra
de Dios y la ponen en práctica”. Este es el dinamismo de la fe. María es bienaventurada por
que ha creído, y así se ha constituido en madre de los creyentes. Agradezcamos
el don de la fe y cuidémosla como lo más precioso de nuestra vida; María
colabora a ello.
Hoy es un día para abrir nuestro
corazón y pedir por la hermandad universal. Debemos superar en nuestro corazón
todo tribalismo, nacionalismo y todo aquello que puede impedir el acercamiento
de las personas según la voluntad de Dios Padre común. Jesucristo ha dado la
vida por todos y a todos llama a su reino. El Espíritu Santo obra esa unidad
moviendo los corazones a la concordia.
Madre de la unidad, santa María del
Pilar, ruega por nosotros.