1 de enero de 2016. Santa María, Madre de Dios – Puntos de oración

El Señor se fije en ti y te conceda su paz”: En este primer día del Año pedimos sobre nosotros la bendición del Señor y el primer don con el que Dios nos bendice es su Paz. La Iglesia celebra en este día la Jornada Mundial de la Paz, implorando a Dios este don para la humanidad y convocándonos a todos a edificarla con nuestra vida. La Paz según la Sagrada Escritura es mucho más que una ausencia de conflictos; designa un estado de armonía entre los hombres que es consecuencia de vivir como hijos de Dios y de sabernos hermanos. Es un fruto que comienza en el corazón como consecuencia del perdón de los pecados y la reconciliación con Dios y se expande a la relación con el prójimo. Por eso pedimos al Señor que nos dé su favor y su Paz a lo largo de este año.
Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba! (Padre)”. Ser hijos de Dios exige que nos parezcamos a nuestro Padre y nuestro Padre es misericordioso. El Papa Francisco ha puesto como lema para la Jornada de la Paz una frase que nos invita a salir de nosotros mismos para parecernos al Padre: “Vence la indiferencia y conquista la paz”. Y es que “Dios no es indiferente. A Dios le importa la humanidad, Dios no la abandona”. Meditemos estas palabras del Mensaje con las que el Papa quiere que sacudamos toda indiferencia culpable al comenzar este año nuevo:
La misericordia es el corazón de Dios. Por ello debe ser también el corazón de todos los que se reconocen miembros de la única gran familia de sus hijos; un corazón que bate fuerte allí donde la dignidad humana —reflejo del rostro de Dios en sus creaturas— esté en juego. Jesús nos advierte: el amor a los demás —los extranjeros, los enfermos, los encarcelados, los que no tienen hogar, incluso los enemigos— es la medida con la que Dios juzgará nuestras acciones. De esto depende nuestro destino eterno (Mensaje, 5).
Los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre”. Hoy es la Solemnidad de Santa María Madre de Dios. Ella es la Puerta de la Misericordia por la que ha entrado en el mundo Jesús, la Paz verdadera. Ella es nuestra intercesora en este día primero de Año: en sus brazos encontramos a Jesús. Nos llenamos de dulzura al sentir que tenemos una Madre que nos cuidará y protegerá a lo largo de este Año, que estará siempre cerca. Hoy es un día muy apropiado para renovar nuestra consagración al Corazón de Jesús por medio del Inmaculado Corazón de María y así llenarnos de confianza en que recibiremos toda gracia para mantenernos en el camino de la santidad a lo largo del nuevo año que comenzamos. Nos ayudarán estas palabras del Papa comentando lo que la Virgen de Guadalupe le dijo a Juan Diego. Eso mismo nos dice a cada uno de nosotros en este día de Año nuevo:

Ella le decía a San Juan Diego: ¿Por qué tienes miedo, acaso no estoy yo aquí que soy tu madre? Está cerca. Él y su Madre. La misericordia más grande radica en su estar en medio de nosotros, en su presencia y compañía. Camina junto a nosotros, nos muestra el sendero del amor, nos levanta en nuestras caídas –y con qué ternura lo hace– nos sostiene ante nuestras fatigas, nos acompaña en todas las circunstancias de nuestra existencia. Nos abre los ojos para mirar las miserias propias y del mundo, pero a la vez nos llena de esperanza. “Y la paz de Dios… custodiará vuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús” (Flp 4,7).

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