Seguimos
avanzando en este precioso tiempo de Adviento, a cuatro días de la Navidad.
En este día podemos acompañar a María y José en busca de
posada, hablar con ellos, llamar con ellos a cada puerta, compartir la alegría
de la proximidad de la venida del Mesías y la angustia de no encontrar un lugar
digno para ello.
Según vamos llamando a cada posada, tratando de preparar
el nacimiento podemos pensar en cuáles son nuestras posadas que tenemos llenas
y no dejamos que nazca Dios en nosotros. Quizás tengo una posada de pereza, de
falta de misericordia, de tibieza, de indiferencia, de mediocridad, de falta de
caridad, egoísta… cada uno tendrá su posada llena de muchas cosas que impiden
nacer a Jesús en nosotros; podemos verlo con María y José llamando a nuestra
puerta y pedirles que nos ayuden a vaciarla para que puedan entrar.
Jesús en el Evangelio también nos llama a estar
preparados: “a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre”.
Pidámosle a ese niñito de Belén que nos ayude a estar en
vela y ser buenos servidores suyos, conscientes de que somos pequeños pero que
con Él todo lo podemos.