Hoy es un día muy esperado para el
militante, culminaremos esta noche con la vigilia preparatoria del día de la
Inmaculada. Por lo tanto nuestra oración, nuestro corazón debe estar inmerso en
el gozo, en la alegría.
¡Tenemos tantas razones para
estar alegres!
Primero para mí y supongo que
para todos vosotros los militantes, la gracia de haber sentido la llamada de la
Virgen a su Milicia o a la Cruzada de Santa María. Que predilección la del
Señor. Este año, mañana habrá muchos jóvenes que den un paso importante en su
vida. Que alegría.
Segundo la de haber dicho con su
gracia sí y tercera la de la perseverancia.
¡Qué más puedo decir! Hágase.
Parece como si al hilo de estas
ideas que estoy escribiendo, estuviera de fondo el itinerario de la Virgen,
claro veo mi vida y la suya y existe tanta distancia, tanta diferencia. Pero
también la miro a ella y veo que va delante y me dice, nos dice a todos sus
militantes, adelante, dejar de miraros a vosotros y a llenar esta noche el
templo de jóvenes que puedan dar un paso adelante.
También quisiera recordar que
esta noche nos introducimos de lleno en el año jubilar de la misericordia. Aquí
en mi provincia quisimos que el hilo conductor de la vigilia fuera María madre
de misericordia. Ella es rica en misericordia porque así ha sido creada y a la
vez mediadora de la misericordia que nos viene de lo alto.
Ella vive ejerciendo la
misericordia, la encarna, porque la ha encarnado en su seno y porque su corazón
ha sido hecho de tal manera que pueda encarnar al que es la misericordia.
El que es la misericordia,
Jesucristo ha vivido junto a su madre haciéndola participe de ella,
mostrándosela continuamente y cuantas veces ejerciéndola por su intercesión.
Ella sigue siendo dadora de la
misericordia.
Hoy me quisiera fijar en un
aspecto de su misericordia. Ella se acerca a los pecadores, intercede por ellos
y les ayuda a vivir en gracia. Ella que es la llena de gracia, está deseosa de
que así vivamos. Esta debiera ser la principal súplica para este día en la
oración. Que mi alma viva en gracia y esta abunde en mi alma. Si nos
encontramos en estos momentos alejados o fríos acudamos a María, esta noche
puede ser un gran momento.