Si sumamos siete días a la fecha de hoy, nos ponemos en Nochebuena, los
últimos días de preparación para Navidad. Los primeros en prepararse, han sido
los centros comerciales que nos meten por los ojos sus productos para que
consumamos sin saber ni querer saber lo que celebramos.
Pero estamos alerta. San Pablo, Isaías, Juan y María nos pusieron alerta.
Incluso Elías al que mete la liturgia para ser arrebatados por el carro de
fuego de amor que es la Navidad. San Pablo: “Hermanos: daos cuenta del
momento en que vivís; ya es hora de espabilarse porque ahora nuestra
salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada,
el día está más cerca: dejemos las actividades de las tinieblas y
pertrechémonos con las armas de la luz” (Rm 13,11-14). “llevemos desde ahora una
vida honrada y religiosas, aguardando la dicha que esperamos: la
aparición gloriosa del gran Dios”.
Isaías es más tajante: “Ojalá rasgases el cielo y bajases!”. Contundente:
“¡derritiendo los montes con tu presencia! Jamás oído oyó ni ojo vio un Dios fuera
de ti, que hiciera tanto por el que espera en él. Sales al encuentro del que
practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado y
nosotros fracasamos: aparta nuestras culpas y seremos salvos” (Is
63,16b-17;64,1.3b-8).
Juan ya más cerca contemporáneo de Jesús preparando el camino al Señor:
“Dad fruto de conversión…Ya toca el hacha la base de los árboles, y el
árbol que no da buen fruto, será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con
agua pe os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y
no merezco ni llevarle sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo
y fuego (el de Elías). ÉL tiene el bieldo en la mano: aventará la parva,
reunirá su trigo en el granero (a los suyos) y quemará a paja en una hoguera
que no se apaga (fuego eterno, es la otra cara del fuego, la del odio frente a
la del amor).
Lo que dice la Biblia de Elías ¡Qué tremendo eres Elías!, lo
mismo podíamos decir de Pablo, Juan e Isaías. Siguiendo las
lecturas de este tiempo nos tenemos que sentir conmocionados, llamados a la
conversión, decir lo mismo que le decían los que escuchaban a Juan: “¿Qué
tenemos que hacer?
Esto nos tenemos que preguntar en la oración si la hemos caldeado con una
buena preparación de puntos y adiciones y en su presencia, ponderamos
los textos de este tiempo y acabar contemplando a María a solas con su tesoro
que ha concebido en fe y ahora en su ser y muy cerquita de Ella, dejarla
que nos vaya explicando todo porque está llena del Espíritu Santo y ponderaba
todo en su corazón: A solas con tu tesoro, adoras, amas, esperas…Él en tu
sagrario virginal. Tus manos juntas en plegaria. Un ardor divino da a tus
latidos, ritmo para dos corazones,…
Contemplemos a la Virgen a solas con su tesoro, Ella nos irá contagiando su
amor, conocimiento, oración, entrega, olvido de sí y sentiremos los latidos que
a Ella le acompañan.
Santa María del Adviento, cuando estamos en la recta final, cuando
recitamos las antífonas mayores: ¡Oh Sol naciente…
¡Oh sabiduría, salida de la boca del Padre,…!¡Oh Señor, Pastor de la casa de Israel…!Rey de las naciones, Piedra angular de la Iglesia¡Oh Emmanuel,…!Hijo de David a quien clama el mundo entero,…Ven pronto, Señor, ¡Ven Salvador!¡Ven a liberarnos, Señor; no tardes ya!¡Ven Señor, ven Salvador!