12 de diciembre: Nuestra Señora de Guadalupe; el 9 se ha
celebrado la fiesta de san Juan Diego Cuauhtlatoatzin (1474-1548).
Propongo hacer la oración teniendo presente esta advocación tan pertinente en
el adviento. La imagen de la tilma representa a María en en misterio de la
Visitación: caminando y llevando en su seno a Jesús. Se muestra como “reina y
madre de misericordia”, madre de la evangelización. Con ella esperamos el nuevo
nacimiento de Jesús con una auténtica esperanza cristiana libre de
falsificaciones del espíritu religioso.
Guadalupe es una palabra castellana de
origen árabe que significa «rio de luz» o «rio de amor». El 9 de diciembre de
1531, la Madre María se le apareció a Juan Diego de 57 años. «Juanito» escucho
a una mujer que lo llamaba de las ruinas del monte de Tepeyac. Allí el vio a la
«dama noble» como una bella niña mexicana de 14 años de edad. La Virgen regreso
al Tepeyac tres veces. El 12 de diciembre, como señal al prelado, Nuestra
Señora milagrosamente imprimió una imagen de tamaño real de ella misma sobre la
tilma de Juan. Y, al tío de Juan, le revelo su nombre «Santa María de
Guadalupe».
"Aquí se cuenta se ordena como hace
poco milagrosamente se apareció la Perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios,
nuestra Reina; allá en el Tepeyac, de renombre Guadalupe". Así se inicia
el escrito Nican Mopohua de don Antonio Valeriano (1520-1605):
"Sábelo, ten por cierto, hijo mío el
más pequeño, que yo soy la perfecta siempre virgen santa maría, madre del
verdaderísimo Dios por quien se vive, el creador de las personas, el dueño de
la cercanía y de la inmediación, el dueño del cielo, el dueño de la tierra,
mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada…: porque yo en verdad
soy vuestra madre compasiva, tuya y
de todos los hombres que en esta tierra estáis en uno, y de las demás variadas estirpes de hombres.
…"escucha, ponlo en tu corazón, hijo
mío el menor, que no es nada lo que te espantó, lo que te afligió, que no se
perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad ni ninguna otra
enfermedad, ni cosa punzante, aflictiva.
¿No estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No
estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy, yo la fuente de tu alegría? ¿No
estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de
alguna otra cosa?
Que ninguna otra cosa te aflija, te
perturbe; que no te apriete con pena la enfermedad de tu tío, porque de ella no
morirá por ahora. Ten por cierto que ya está bueno".