19 de diciembre – Puntos de oración

* Primera Lectura: Tiempos heroicos fueron los que Israel vivió en la época de los Jueces. Su misión era salvar al pueblo cuando éste caía en la apostasía y en la consecuente explotación por parte de sus enemigos. Entre los jueces uno de los más conocidos fue Sansón. Es cierto que su moral era dudosa, pero tenía fe en que poco a poco se iba purificando. El tuvo como tarea librar a Israel del acoso de sus adversarios y para hacerlo capaz de realizar esa misión fue consagrado al Señor desde el seno de su madre. Su vida fue agitada; era fuerte frente a los filisteos y débil frente a la mujer, y terminó su existencia trágicamente, pero logró librar a Israel de sus enemigos. Sansón es un ejemplo de cómo el instrumento puede ser deficiente, pero el que actúa es el Señor.
* Salmo: Sal. 70. Dios sale al encuentro del hombre, que ha sido dominado por el pecado, o azotado por la pobreza, por la enfermedad o por la injusticia, para librarlo de todo aquello que lo oprime, pues a Él no se le olvida que somos sus hijos. Aún antes de que fuésemos concebidos Él no sólo sabía nuestro nombre, sino que ya nos amaba entrañablemente. Dios quiere vernos libres de todas las esclavitudes, especialmente de la del pecado y de sus consecuencias. Para eso vino al mundo hecho uno de nosotros. Pero Él quiere continuar su obra en el mundo mediante su Iglesia, en la que ha infundido su Espíritu Santo. Quienes pertenecemos a ella nos convertimos en transmisores de  la salvación y del Evangelio que el Señor nos ha confiado para hacerlo llegar hasta los últimos confines de la tierra.
* Evangelio: Nos orienta esta cita de San Agustín (354-430) obispo de Hipona (África del Norte) doctor de la Iglesia. Sermón para la natividad de San Juan Bautista, PL 38, pág. 1327-1328) sobre  "El silencio de Zacarías": “El nacimiento de Juan se encuentra con la incredulidad de su padre y éste se vuelve mudo; María cree en el nacimiento de Cristo y concibe por la fe. Como no somos capaces de escrutar las honduras de un misterio tan grande, por falta de tiempo o de capacidad, será el Espíritu en vuestro corazón que os hablará, incluso en mi ausencia; el Espíritu que ocupa vuestro pensamiento lleno de afecto, aquel que habéis acogido en vuestro corazón, del que vosotros sois templo santo.
Zacarías calla y pierde el habla hasta el nacimiento de Juan, precursor del Señor que le devuelve la palabra. Le es devuelta el habla a causa del nacimiento de aquel que es la voz, porque le preguntaron a Juan, cuando ya anunciaba al Señor: “Tú ¿quién eres?” El respondió: “Yo soy la voz del que clama en el desierto.” (Jn 1,22-23) La voz es Juan mientras que el Señor es la Palabra: “Al principio ya existía la Palabra.” (Jn 1,1)”
Cuando ya faltan pocos días para la Navidad, conviene que el Ángel del Señor nos encuentre preparados, como María. Es necesario tratar de mantener la presencia de Dios a lo largo del día, intensificar nuestro amor a Jesucristo en nuestro tiempo de oración, recibir con mucho amor y fe la Sagrada Comunión: ¡porque Jesús nace y viene a nosotros! Y que no nos falte la visión sobrenatural en todos los quehaceres de nuestra vida. Hemos de poner visión sobrenatural en nuestro trabajo profesional, en nuestros estudios, en nuestros apostolados, incluso en los contratiempos de la jornada. ¡Nada escapa a la providencia divina! Con la certeza y la alegría de saber que nosotros colaboramos con los ángeles y con el Señor en los planes amorosos y salvadores de Dios.
Oración Final:

Dios todopoderoso, que, según lo anunciaste por el ángel, has querido que tu Hijo se encarnara en el seno de María, la Virgen, escucha nuestras súplicas y haz que sintamos la protección de María los que la proclamamos verdadera Madre de Dios. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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