9 diciembre 2015. Miércoles de la segunda semana de Adviento – Puntos de oración

Cantare eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad pro todas las edades.
Me pongo en la presencia de Dios y doy gracias por la fiesta de ayer la Inmaculada y la apertura del Año de Gracia de la Misericordia.
El Papa Francisco nos ha sorprendido con la apertura del Año dedicado a la misericordia. Él ha querido adelantarlo en ese viaje a África tan difícil y que seguro dará sus frutos. Por eso a veces no tenemos nada más que ponernos a la escucha, delante del Señor, y dar gracias por tantas cosas.
Así lo hacía yo ayer al renovar mi entrega al Señor. Por su misericordia soy lo que soy. Daba gracias por el ingreso de esos cuatro cruzados. Es un regalo del Señor para ellos y para los que caminamos con ellos.
Estamos dentro del tiempo de adviento y María nos debe ayudar a seguir preparando  el gran Misterio del nacimiento de su hijo.
Hoy celebramos la fiesta de San Juan Diego; es el primer santo indígena del continente americano. En él están representados todos los indígenas que acogieron el evangelio que comenzaba a predicarse en tierras americanas descubiertas recientemente. Laico toda su vida, es la figura más relevante en la historia de la naciente comunidad cristiana indígena. En su canonización, el 31 de julio de 2002 San Juan Pablo II se dirige a él con estas palabras: ¡Amado Juan Diego, “el águila que habla”! Enséñanos el camino que lleva a la Virgen Morena de Tepeyac, para que Ella nos reciba en lo íntimo de su corazón, pues Ella es la Madre amorosa y compasiva que nos guía hasta el verdadero Dios.
Las lecturas de hoy nos llenan de esperanza. El Señor todopoderoso da fuerza al cansado. Los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas. El niño, el joven, el padre, la madre, los abuelos, el maestro, el obrero, el religioso, el sano y el enfermo.
En el evangelio no se puede decir nada mejor en tan pocas líneas.
Cuántas veces nos decía nuestra madre: “En esta vida o te abrazas a la cruz o vives amargado.” Porque el que diga que no tiene cruz no vive en este mundo. Cerca del Señor se lleva todo mejor. Como cuando un amigo comparte las penas con su amigo. Nosotros debemos hacernos amigos de Jesús.
Pensar en este tiempo de oración si estamos cerca del sagrario o en nuestra casa; reservar un tiempo. ¿Cómo vivo la presencia de Jesús en este adviento? ¿Es Jesús fuente de misericordia en mi vida? Cuando me pesan los problemas, ¿acudo a Él? ¿Ofrezco esa confianza a mis conocidos cuando me hablan y los remito a Él?

El modelo de caminar en la vida es la Virgen María ¡Una sencilla muchacha de pueblo, que lleva en su corazón toda la esperanza de Dios! En su seno, la esperanza de Dios ha tomado carne, se ha hecho hombre, se ha hecho Historia: Jesucristo (Papa Francisco).

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