Seguimos
penetrando en el misterio de la Salvación que Dios nos ofrece en esta segunda
semana de Adviento.
“Yo, el Señor, tu Dios, te enseño
para tu bien, te guío por el camino que sigues.”
El Señor nos enseña para nuestro bien y nos guía por el
camino de la vida. Las lecturas de estos días nos van haciendo descubrir las
intenciones de Dios para nuestra salvación. Van preparando nuestros corazones
para recibir al Salvador.
Pero somos nosotros los que tenemos que hacer el esfuerzo
de dejarnos transformar poco a poco renunciando de manera gradual a todo
aquello que nos separa de Dios. Todo aquello que cierra nuestra puerta a la
entrada del Salvador. Viene a salvarnos, pero tenemos que dejarnos salvar.
“El que te sigue, Señor, tendrá la
luz de la vida.”
El premio de los que le seguimos es la Luz de la Vida.
Solo el que deja entrar a Dios en su vida tiene Luz verdadera. Solo el que deja
entrar a Dios en su vida tiene de verdad Vida.
Sigamos al Señor. Dejemos caer los lastres que nos
estorban. No se puede ser feliz sin Él.
Señor ayúdame a seguirte. Dame la Luz de la Vida.
Sin ti estoy a oscuras. Si no te sigo estoy perdido por los caminos de la vida.
“Pero los hechos dan razón a la sabiduría
de Dios.”
A cuantos hemos visto infelices y perdidos por sendas
falsas. Los hechos dan la razón a Dios. Quien sigue el sendero de los justos es
sabio, tiene Luz y rebosa de Vida.
Caminemos esperanzados por este camino del Adviento que
nos va abriendo los ojos para que veamos y experimentemos la salvación que
viene del que nos ama de verdad. Seamos a la vez luces que indiquen el camino a
aquellos que andan perdidos.