13 junio 2017. Martes de la X semana de T. Ordinario – San Antonio de Padua – Puntos de oración

“A Dios que concede el hablar y el escuchar le pido hablar de tal manera que el que escucha llegue a ser mejor y escuchar de tal manera que no caiga en la tristeza el que habla”
A pesar de todas las fiestas y solemnidades que todavía retumban en nuestro corazón y las que están por venir, quiero ofreceros unas sencillas ideas que me surgen. Cada uno entremezcle estas fiestas como quiera y el Señor le ilumine: donde encuentro gracia, ahí me detengo. Tres ideas que pretenden unir las lecturas del día de hoy y la oración colecta de san Antonio (Dios todopoderoso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerte como protector en todas las adversidades”):
-          Cristo no es primero sí y luego no. Cristo permanece. Cristo es cumplimiento de la promesa, es Revelación total. Un sentimiento de confianza ante “Quien-no-pasa”. Su misericordia no es caduca, no es una misericordia “de los chinos”.
-          Contrasta con nuestra miseria, con nuestra inconstancia, nuestra volubilidad: nosotros somos hoy sí y mañana no. Y el Señor nos llama a ser testigos, en la oración colecta pedimos “seguir fielmente los principios de la vida cristiana”. Nos pone el nivel alto. La exigencia de nuestro bautismo es irrenunciable.
-          No olvidar que mi “perfección evangélica”, mi santidad, no depende  de mí, sino de cuánto he dejado obrar al Señor. Por ello, estamos inmersos de súplica, para que Él nos consiga ese milagro: “Haz brillar Señor tu rostro”, “concédenos seguir…”, “tenerte como protector”, etc. Es precisamente de esto de lo que el Señor nos llama a ser testigos: de su misericordia y de su poder. Nos alzamos como bandera que ondea, recordando al mundo que Dios obra milagros y yo soy el primero en el que hace grandes cosas y hace maravillas (muchas veces contra todo pronóstico…). Nuestra fragilidad es el propio testimonio de Dios.

¡San Antonio, ruega por nosotros! Feliz oración.

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