24 junio 2017. Natividad de san Juan Bautista – Puntos de oración

Dando inicio a la segunda etapa de la Campaña de la Visitación, hoy la Iglesia nos permite contemplar con gozo la Natividad de San Juan Bautista, solemnidad que este año coincide con la memoria del Inmaculado Corazón de María. Con traer a la memoria el testimonio de vida del Bautista y las virtudes del Inmaculado Corazón de la Virgen, tendríamos la oración ya hecha. Sin embargo, hay una singularidad en ambas fiestas que conviene destacar para aprovechar mejor nuestro momento de oración. Para empezar, diremos que la coincidencia de ambas ha sido providencial pues ambos sucesos, de alguna manera, se cruzan históricamente.
Dice la escritura que María fue deprisa a la montaña para visitar a su prima Isabel y se quedó con ella unos tres meses. Según esto podemos suponer que la Virgen estuvo presente en el nacimiento del Bautista. Esta es, sin duda, una perfecta composición del lugar para la oración de hoy. Os invito a contemplar esta escena. El padre Morales nos dice: “Por María, la presencia santificadora de Jesús se actúa en Juan. Por ella, el Bautista recibe la investidura de precursor, heraldo de Cristo. Por María, Juan es consagrado testigo de Cristo antes de nacer”. La presencia de María en casa de Isabel es amor activo y expansivo. Olvidada de sí misma encuentra su ser en el servir. En esta atmosfera de gracia, Juan el Bautista viene al mundo. Es interesante notar el estrecho vínculo que existió entre el Precursor de Jesucristo y la Madre de Dios. Esto se entiende mejor cuando caemos en la cuenta de que la misión del Bautista es la misión de todo bautizado: Preparar los caminos del Señor, anunciarle, hacerse pequeño, desaparecer. Y todo bautizado necesita de una Madre que le haga saltar de gozo como a Juan. Es un buen momento para hacer balance la primera etapa de la Campaña, o de este periodo final del curso. ¿Cómo lo he vivido?, ¿Me he parecido a Ella?, ¿Me he dejado hacer por Ella, como Juan el Bautista?
Por otro lado, al igual que Juan, todo bautizado es elegido desde siempre por Dios. Esta es una realidad gozosa y consoladora que la liturgia nos ofrece hoy y en la que podemos profundizar en nuestra oración. Me llamó por amor: “Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre”. Me eligió por su Misericordia: “Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente”.

El padre Morales fue un gran enamorado de la Virgen, terminamos nuestra meditación con una oración suya a propósito de la fiesta del Inmaculado Corazón: “El corazón de María, santuario fabricado por el Dios poderoso y eterno para ser digna morada del Espíritu Santo (Orac. Misa). Haz, Madre querida, que cuantos celebramos la festividad de tu Inmaculado Corazón sepamos vivir según el corazón de Dios, cumpliendo siempre en todo y en toda Su santísima voluntad”.

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