¿Qué tal si empezamos la oración escuchando cantada la Secuencia del
Espíritu Santo? Aquí va una versión:https://www.youtube.com/watch?v=JFH59bW3W3I
Después
podemos disfrutar de la secuencia, ahora en castellano, que proclamaremos hoy
durante las lecturas de la misa. ¡Las más bellas palabras y notas musicales
para el acontecimiento más impresionante sobre la tierra: la efusión del
Espíritu Santo! A todo hombre que quiera recibirlo, en toda nación que se le
acoja, a todo pueblo que se ponga a la escucha, orando con María… llegará el
Santo Espíritu de Dios que quiere derramar dones sobre todos los fieles.
En este
conglomerado de lenguas que es nuestro mundo, el Espíritu difunde un lenguaje
universal, a través de lenguas de fuego sobre las cabezas de los discípulos y
que producen que nos entendamos tan bien los católicos de España y los
católicos de Corea o de Mauritania. Es un lenguaje sin apenas signos, se
traducen todas sus palabras en una sola fe, una misma esperanza y un mismo
amor. Es un lenguaje, que igual que la música, todo el mundo entiende, se
autoexplica.
En este
mundo débil, -y ¡cuántas veces esa debilidad se manifiesta en violencias!- el
Espíritu nos regala su fortaleza para no ceder a la tentación de abandonar el
camino o de abandonarse en el camino. Para no tener miedo a los que solo pueden
matar el cuerpo o constreñir externamente nuestra libertad.
Y, por otra
parte, ¡cómo no rezar un poco esa maravilla del Evangelio de hoy! Jesús da su
paz al entrar. Con Jesús en medio, se llena todo de paz, y de alegría. “Los
discípulos se llenaron de alegría”, dice el evangelista. Y, ahora, en ese clima
de paz y alegría, Jesús sopla sobre ellos el Espíritu y les da el poder de
perdonar. ¡Qué bien todo esto unido! Sí, nos toca crear un buen clima a nuestro
alrededor para que pueda llegar el verdadero Espíritu y el perdón. Cada gesto
de paz de hoy, cada gesto de alegría, cada gesto de perdón, cada vez que
pongamos a Jesús en medio, se habrá creado el clima apropiado para recibir
todos los dones del Espíritu.