Dispongamos hoy el corazón para
escuchar las palabras de Jesús, que nos habla desde el fondo de nuestro ser,
que quiere hacer nuestro corazón semejante al suyo.
Él nos dice hoy en el evangelio: no
habléis mucho, rezad así: y nos presenta el Padrenuestro.
El Padrenuestro se reza escuchando,
dejando que sus palabras resuenen en nuestro interior, dejando que reposen en
nuestro corazón.
De todas las frases de esa oración
del Hijo al Padre yo rescato hoy una: Hágase.
Te propongo recordar así el Hágase de
María, comienzo de la redención y también clave de nuestra Campaña de la
Visitación.
Ante las dificultades de la vida,
hágase. Antes las situaciones dolorosas de amigos o familiares, hágase. Ante un
aprobado inesperado o un suspenso inoportuno, hágase. Ante la fidelidad de un
amigo o el desaire de un compañero, hágase. Ante mis propias miserias, no tirar
la toalla, hágase, fiarse de Dios, volver a levantarse, de la mano de María, y
seguir ayudando a los demás, refugiado en el Corazón de Cristo.
Nosotros no podemos alardear de
nuestro seguimiento de Jesús, como hace san Pablo en la 2ª carta a los
Corintios, pero sí podemos agradecer sus dones y su obra en nosotros y en los
que nos rodean. Porque si Pablo fue capaz de todo eso, fue por la fuerza del
Espíritu, porque se dejó llevar por Dios, porque su vida fue un continuo
hágase.
Hoy celebramos la fiesta de los
santos mártires Juan Fisher y Tomás Moro, que entregaron su vida por fidelidad
al evangelio y a la Iglesia. Que su ejemplo nos estimule a seguir diciendo cada
día sí al Señor. Y si nos vemos inútiles e incapaces, como de hecho nos vemos
tantas veces, recemos así: Padre nuestro…