Estamos a dos días de Pentecostés, la
fiesta del Espíritu Santo. Si siempre debemos empezar la oración con una
súplica al Espíritu Santo, con más razón en estos días de preparación inmediata
a su fiesta. Te invito pues a que repitas pausadamente: ¡Ven Espíritu Santo,
ven Padre de las almas pobres y pequeñas, sin Tu divino impulso nada hay en el
hombre, pobre de todo bien!
ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO (de San Agustín)
Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.
Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.
Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.
Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.
Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.
Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.
Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.
Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más
que éstos?»
El evangelio nos habla de uno de los
encuentros más emotivos del Evangelio, se trata del diálogo entre Jesús
resucitado y Pedro a orillas del lago de Genesaret. Pedro junto con otros
apóstoles ha pasado toda la noche intentando pescar sin éxito. Al amanecer
Jesús les esperaba en la orilla y haciéndose nuevamente el encontradizo les
pide que echen la red a la derecha, obedecen y cogen una redada inmensa de
peces que apenas pueden con ellos. Enseguida Pedro y los discípulos reconocen a
Jesús que les ha preparado un desayuno en la orilla. Con mucha delicadeza y
creo que para ayudar a Pedro a manifestar sus sentimientos ante los demás,
porque Jesús bien los conocía, le dijo: Simón,
hijo de Juan, ¿me amas más que éstos Él
le contestó: Sí, Señor, tú
sabes que te quiero.Jesús le dijo: Apacienta
mis corderos. Y este diálogo
se repitió por tres veces para reparar las tres negaciones de Pedro ante las
criadas del Sumo Sacerdote. Y ahora que ya sabemos la historia, debemos
actualizarla trayéndola a nuestra vida. Para ello podemos contemplar el diálogo
de manera ignaciana: “metiendo me en la escena como si presente me hallase”,
“ver a las personas, mirar
lo que hacen, oír lo que dicen,.. Y reflexionar sobre ello para sacar algún
provecho para nuestra vida.
En este mes de Junio, dedicado al
Sagrado Corazón de Jesús podemos contemplarle desde el corazón de la Virgen.
Nos pueden ayudar las siguientes palabras de Abelardo de Armas:
“Tienes muy cerquita a la Madre
Virgen. Y el Corazón de Jesús vive dentro de ti. Él te ama muchísimo y por eso
realiza esas cosas en ti. Él es tu fuerza, tu vida, tu amor, tu gozo y tu apoyo
en las miserias que nunca nos faltan para que seamos humildes y no podamos
atribuirnos ningún mérito propio”.
“Abrazar las miserias y hacerse
pequeño supone intentar mantener a diario nuestro amor a los Corazones de Jesús
y María. No desentenderse por nada. Recordar cada día que el Corazón de Jesús
me amó y se entregó a la muerte por mí”.
“Y el Corazón de María ve en nosotros
el Dios que vive en unidad de inmenso amor, y nos sostiene junto a Él a pesar
de nuestras pequeñeces y miserias”.