28 junio 2017. Miércoles de la XII semana de Tiempo Ordinario – San Ireneo – Puntos de oración

Antes de comenzar nuestro rato de oración, hacemos un verdadero acto de fe creyendo que Jesús está a nuestro lado, que nos quiere y confía en nosotros.
Hoy la oración puede tener dos polos: en primer lugar hemos leído en el Génesis el momento en que Dios hace un pacto con Abrahán, y Abrahán responde con un acto de fe enorme. La fe de Abrahán ha sido y sigue siendo uno de los pilares de nuestra vida cristiana. Abrahán no había tenido hijos porque era estéril. Un siervo de su casa había tenido un hijo con Sara su mujer para darle descendencia; pero Abrahán no estaba de acuerdo con esa situación y la aceptaba porque no le quedaba otra. Dios le promete que va a tener descendencia y le saca a la oscuridad de la noche para que cuente, si puede, las estrellas que están sobre ellos: es imposible. Pues así será el número de los descendientes de Abrahán. Nuestro padre en la fe cree y Dios se pone tan contento que establece un pacto con él.
Ahora es el momento de preguntarte ¿cómo es tu fe? ¿Tú realmente crees en Dios? ¿Crees en Jesucristo? ¿En su Iglesia? Te invito a recitar disfrutando el CREDO, lee frase tras frase, despacio, saboreando las palabras y quédate allí donde encuentres gracia:
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios,
Padre Todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.
En un segundo momento de nuestra oración, recordamos la respuesta del salmo responsorial: “El Señor se acuerda de su alianza eternamente”.
No dudes nunca de que Dios se acuerda; y aunque tú la olvides, Él siempre tiene presente esa alianza.

Termina con un coloquio con nuestra Señora: Ella es la Reina de la Fe.

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