18 junio 2017. Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Ciclo A) – Puntos de oración

Este domingo del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, hace años, lo celebrábamos el  Jueves del Corpus Christi. Quizás hayamos participado en nuestras ciudades o pueblos en esta magnífica procesión llena de fervor y alegría y nos uníamos a las canciones populares como: “Cantemos al Amor de los amores, Dios está aquí…”
Hoy es un día de acción de gracias en el Movimiento de Santa María y lo queremos celebrar todos unidos, cantando al Amor de los Amores, porque Dios está aquí entre nosotros…
Aprovechemos esta fiesta para vivirla unidos y en familia.
Hoy nos encontramos con el texto del evangelio de san Juan que escandaliza. No es una parábola, no es una comparación, como cuando dice el Señor: “El reino de Dios se parece…” Pues el reino de Dios es Él mismo. En esta ocasión, Jesús se define a sí mismo, se identifica como: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”.Disputaban los judíos entre sí: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne? Entonces Jesús les dijo: “En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros…”
La Eucaristía, Jesús presente en el sagrario bajo las especies sacramentales de pan y de vino, nos habla de la Vida. Es una vida viva, tan viva que a todos los que nos acercamos a ella y mucho más si la comemos, nos transforma en vida para las personas que viven con nosotros o nos tropezamos con ellas en la profesión, en la universidad, por la calle… El mundo tendrá más vida en la medida que aumenten las personas que se dejen transformar por la Eucaristía. Que se conviertan en “sagrarios” vivientes.
Multitud de conversiones de estos últimos siglos se han fraguado al calor o bajo la mirada de Jesús Eucaristía. A nosotros se nos pide muy poco. Acercarnos y ponernos a tiro, bajo su mirada. Hasta que se encuentren las dos miradas. Todo lo demás depende del Señor. No es tan difícil mirar sin pestañear unos minutos a Jesús Eucaristía oculto en el sagrario. ¡Haz la prueba!
¿Dedico algunos minutos cuando llega el fin de semana, o al caer el día para estar junto a Él en un sagrario solitario para escuchar y hablarle en medio del silencio?
Nos unimos en este día a la oración universal de la Iglesia:
Unidos en un mismo Pan y en un mismo Vino, oremos a Jesús, que ha querido quedarse sacramentalmente entre nosotros y digámosle: Te o pedimos, Señor
-          Para que el Cuerpo y la sangre de Cristo sean alimento y bebida para todos los hombres y mujeres que tienen hambre y sed de Dios”. Oremos.

-          Para que el Cuerpo de Señor, que hoy recorre las calles de nuestros pueblos y ciudades, transforme a su paso los corazones”. Oremos.

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