1. Oración preparatoria: hacemos la señal de la cruz y nos ponemos en la
presencia de Dios. Invocamos la ayuda del Espíritu Santo y rezamos mentalmente
la oración preparatoria de Ejercicios (EE 46): “Señor, que todas
mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y
alabanza de tu divina majestad.”
2. Petición. Hoy
es la fiesta litúrgica de San Leandro. Hacemos nuestra la petición de la
oración colecta que pone la Iglesia para hoy: “Oh, Dios, que por medio de tu
obispo San Leandro mantuviste en tu Iglesia la integridad de la fe, concede a
tu pueblo permanecer siempre libre de todos los errores. Por nuestro Señor
Jesucristo.”
3. Puntos para orar: Hoy
celebramos la memoria libre de San Leandro (534–600). Nacido en Cartagena, fue
obispo de Sevilla en la era visigótica. Parece que su padre era hispanorromano
y su madre visigoda. Durante su episcopado y por influencia suya, el rey
Recaredo abjuró del arrianismo y se bautizó en la Iglesia Católica en el año
586, convirtiéndose también sus súbditos. Era el mayor de 5 hermanos de cuya
educación se preocupó al morir sus padres. Tres de sus hermanos además de él
mismo han sido declarados santos por la Iglesia. El más conocido de sus
hermanos es el menor, Isidoro, cuyas reliquias se guardan en la Basílica de San
Isidoro de León. Tuvo gran influencia en la iglesia de su tiempo a través de su
acción pastoral, de sus escritos y a través de la cuidada educación de sus
hermanos.
La semana pasada, el miércoles 8, el
papa Francisco autorizaba a la Congregación para las Causas de los Santos a
promulgar el Decreto relativo a las virtudes heroicas del Siervo de Dios y
fundador nuestro, Tomás Morales Pérez. Podemos aprovechar el rato de oración de
hoy para seguir dando gracias a Dios y a nuestra madre la Iglesia por este
regalo que nos llena de alegría. Una buena forma puede ser leer despacio
durante la oración la oración tradicional que la Iglesia pone para expresar la
acción de gracias, el Tedeum, que ponemos debajo de estos puntos. Y considerar
que este regalo de la Iglesia viene al comienzo de nuestra Campaña de la Inmaculada
4. Unos minutos antes del final de la oración: Diálogo con la Virgen Inmaculada. Avemaría o Salve.
5. Examen de la oración:
ver cómo me ha ido en el rato de oración. Recordar si he recibido alguna idea o
sentimiento que debo conservar y volver sobre él. Ver dónde he sentido más el
consuelo del Señor o dónde me ha costado más. Hacer examen de las negligencias
al preparar o al hacer la oración, pedir perdón y proponerme algo concreto para
enmendarlo.
6. Jaculatoria para hoy:
“Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié, no me veré defraudado para siempre.” (del Tedeum)
7. Enlace:
en el sitio de descargas PlayStore podemos descargar la
aplicación para móviles “Campaña de la Inmaculada” que
ha desarrollado el informático y militante de Burgos, Francisco Sáiz Güemes.
Esta aplicación, con lecturas escogidas para cada día, nos puede ayudar a vivir
mejor la Campaña que prepara la gran fiesta de la Inmaculada.
TE DEUM
A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios de los ejércitos.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra, te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios de los ejércitos.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra, te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú sentado a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.
abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú sentado a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día has de venir como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.