23 noviembre 2017. Jueves de la XXXIII semana del Tiempo Ordinario – Puntos de oración

“A Dios que concede el hablar y el escuchar le pido hablar de tal manera que el que escucha llegue a ser mejor, y escuchar de tal manera que no caiga en la tristeza el que habla”
Las lecturas de hoy tienen dos lecturas: una más íntima o espiritual y otra más de llamada exterior.
-     Un Jesús que llora. Para las veces que tenemos la tentación de ver a un Jesús lejano, que no hace mucho caso del mal, que parece inalterable e impasible, hoy nos plantamos con un Jesús que antes el mal y la decadencia del Pueblo, llora a lágrima viva. Del pueblo del que ha nacido, que ha obtenido el favor y la cercanía de Dios de una manera especialísima a lo largo de los siglos, el pueblo al que ha venido a hablarles de la Buena Nueva (a ellos en primer lugar), el Pueblo cargado de infidelidades a Dios. Es Pueblo sigue siendo la niña de los ojos del Señor. No le es ajeno. Se lamenta del destino que han escogido: no es un castigo lo que profetiza, es una consecuencia natural a sus actos. Ante esta escena: ¿quiero consolar a Jesús que sufre tanto por el mundo? ¿quiero yo unirme también a ese dolor de Jesús? Es, en el fondo, el Evangelio que nos recuerda a Fátima y su mensaje.
-     Una llamada a la misión. Jesús no sólo se lamenta. Llora y exclama, pero un tiempo después no renuncia a dar su vida por ellos en la Cruz. Tampoco a ellos les cierra el mensaje de Salvación y también por ellos exclama en la Cruz “Padre, perdónales”. Es una llamada a vivir en coherencia nuestro cristianismo, a vivir en un continuo consuelo a Jesús y ofreciendo al mundo un testimonio y una palabra de Salvación, una llamada a arrancar el pecado del mundo para sembrar el Evangelio. Es la reacción de Matatías en la primera lectura, que exige de nosotros una lectura benévola, cristiana y contextualizada, pero que nos debe llenar también del “celo por la casa del Señor”.
Por último, estas son unas lecturas donde somos “los buenos”, los espectadores y que nos hacen un reclamo concreto. Sin embargo, también podemos hacer otra lectura: vuelve a leer estos puntos de oración y allí donde he escrito “ellos”, “Pueblo elegido”, “judíos”, pon ahora tu nombre, también está cargado de sentido. En resumen, tres palabras: conversión, perdón, misión.

Feliz oración.

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